Costa de Marfil le dio la vuelta al marcador y acabó imponiéndose por 2-1 a Japón este sábado en Recife, en un encuentro correspondiente al Grupo C lleno de ocasiones y donde los ataques se alzaron siempre sobre las defensas.
Keisuke Honda adelantó a los asiáticos en la primera mitad (15′) pero en la segunda parte, dos minutos fueron suficientes para darle el triunfo a los africanos a través de Wilfried Bony (64′) y Gervinho (66′).
El seleccionador francés de Costa de Marfil, Sabri Lamouchi, pudo contar finalmente de inicio con Yaya Touré, aquejado de molestias musculares, pero sorprendió a todos dejando al ídolo local Didier Drogba en el banco. La apuesta no le salió bien en la primera parte.
El partido empezó lento, con ambos equipos estudiándose, con más miedo a errar que a marcar diferencias, lo que se tradujo en que no se registraran remates a puerta en los primeros 14 minutos.
Pero cuando se cumplía el primer cuarto de hora y el eco de los tambores del público marfileño empezaban a apagarse, apareció el atacante del Milan Keisuke Honda para abrir el marcador…y terminar de silenciarlos.
Honda recibió un buen pase lateral dentro del área, controló con la diestra y, sin pensárselo dos veces, lanzó un zurdazo seco que entró por el ángulo del arco de Boubacar Barry. Inapelable. Las cámaras enfocaban a Drogba, que se echaba las manos a la cabeza desde el banco.
Lejos de replegarse, el campeón asiático, siempre ordenado, siguió atacando y pudo ampliar la ventaja cuando su carrilero derecho, Atsuto Uchida, decidió incorporarse al ataque, burlar a un zaguero marfileño y rematar a las manos de Barry (21′).
Con el paso de los minutos los africanos se despojaron de sus nervios y, apoyados en su físico superior bajo la intensa lluvia de Recife, fueron tomando el control del balón…y del partido.
Yaya Touré, su estrella, y Boka, en sendas faltas al borde del área (23′, 29′), saborearon el empate, pero estos remates pasaron a milímetros del larguero del portero japonés Eiji Kawashima.
Honda volvió a hacer acto de presencia con una acción técnica superlativa al driblar a dos defensas y disparar al arco un balón que golpeó en el cuerpo de un zaguero antes de irse al córner.
El calor pareció hacer mella en los asiáticos, que se echaron atrás con sus 11 hombres, lo que pudo costarles caro si el extremo Salomon Kalou no hubiera errado un testarazo a boca de jarro al borde de irse al descanso.
En la segunda mitad todo cambió. Los Elefantes salieron en manada y, con dos minutos mágicos (64′ y 66′), dieron vuelta el marcador: el lateral diestro Serge Aurier, de 21 años, lanzó dos centros medidos a las cabezas de Wilfred Bony, primero, y a Gervinho, después, para poner en ventaja a los suyos. Drogba ya estaba sobre el terreno de juego (desde los 62′), y su sola presencia infundía terror en la zaga nipona.
El ex del Chelsea estuvo cerca de gritar gol en dos ocasiones, con una falta que despejó de puños Kawashima (81′) y un fortísimo disparo que arrancó las telarañas del poste izquierdo segundos después (83′). El mito del fútbol mundial, con 36 años, pide su lugar en el once a base de esfuerzo, calidad y oportunidades de gol.
De ahí al final, una Costa de Marfil que seguía corriendo en el campo mientras sus rivales ya eran capaces sólo de trotar, no fue capaz de ampliar su ventaja a pesar de gozar de ocasiones para ello.
En esta batalla entre Elefantes y Samuráis, los primeros impusieron su mejor estado físico para llevarse la victoria final.