Llevar una vida sana implica algunas prácticas que, durante años, han sido llamadas “comunes y saludables”. No obstante, la ciencia tiene hoy una lectura distinta a lo que se supone debería hacernos bien.
Así lo indican en el diario electrónico Huffington Post, donde explicaron que ciertos hábitos sindicados como sanos, en realidad suponen un riesgo para nuestra salud.
A continuación pasamos a detallar la lista de las 10 costumbres supuestamente saludables pero que no lo son:
1. Consumir alimentos con 0% grasa: Si eres diabético o tienes exceso de peso te puede beneficiar, de eso no hay duda. Pero, debes tener en cuenta que si un yogur asegura que no tiene grasa o ácidos grasos, no quiere decir que no engorde.
Para Vanesa León, de la Asociación de Nutricionistas de Madrid, eso está más que claro. Los hidratos de carbono y las proteínas presentes en dicho alimento, también pueden hacer que subas de peso.
La experta recuerda que para compensar el sabor del alimento, es común que la empresa le agregue aditivos o azúcar modificada. Además, sostiene que una dieta demasiado baja en grasa puede afectar tu memoria, tu piel y provocar fatigas.
2. Tomar agua…sin parar: En este punto los nutricionistas suelen ser bastante insistentes y recalcar que debes beber 8 vasos de agua al día, sea invierno o verano.
Sin embargo, los autores del libro “Comer y correr“, no escatiman en decir que beber demasiada agua (más de 7.5 litros) puede dañar tus riñones, la sangre, los fluidos y electrolitos corporales.
3. Exponerse mucho al sol para obtener vitamina D: Sólo al dar un paseo ya tenemos la vitamina D necesaria para el cuerpo, dice Ramon Grimalt, dermatólogo español.
Una exposición al sol un poco más larga podría ser recomendable para una persona que se encierra todo el día, pero no para alguien que comúnmente transita bajo el sol.
4. Blanquearse los dientes: Los blanqueamientos dentales repetidos pueden ocasionar Blancaorexia, que no es más que el desgaste de los dientes, encías e incluso la lengua, causando grietas.
5. Usar jabón antibacterial: Que matan el 99,9% de los gérmenes o que son una buena forma de proteger a la familia, son algunas de las promesas que realizan las marcas que venden jabones antibacteriales.
Sin embargo, múltiples estudios y expertos han cuestionado los beneficios de estos productos e incluso han manifestado que su uso implica riesgos.
Entre las conclusiones de los expertos está que no es más efectivo que el jabón normal, su principal componente (el triclosán) sería riesgoso para la salud y el medio ambiente y que podría provocar resistencia a ciertos antibióticos.
6.Consumir bebidas rehidratantes o isotónicas: A menos que seas un deportista de alto rendimiento no debes abusar de este tipo de líquidos. Por ejemplo, si sales a trotar o vas al gimnasio dos o tres días a la semana no son completamente recomendables.
Las isotónicas, muy comunes en el mercado, incluyen carbohidratos de absorción rápida, como la glucosa o la dextrosa, que reponen la energía en el deportista.
Pero si eres de esos que trota o hace zumba cuando le alcanza el tiempo, entonces los azúcares propios se depositan en tu cuerpo como grasa, lo que perjudicará el resultado cuando te subas a la balanza.
7.Correr todos los días: Salir a correr por deporte o por relajo puede ser agradable, pero no por eso estrictamente saludable. Cuando lo haces, son tus piernas y tobillos los que reciben el impacto del peso y deben aguantar el ejercicio.
El fisioterapeuta Daniel martínez de la Sociedad Espaola de Traumatología en el Deporte dice que con frecuencia exponemos a las mismas estructuras a una carga difícil.
De modo que, si dejas pasar poco tiempo entre una rutina y otra, tus huesos no alcanzarán a reponerse y se irán desgastando.
8.Limpiar nuestros oídos con “cotonitos”: Mantener aseados nuestros oídos es ideal, pero limpiarlos con cuidado y de forma correcta es tema aparte.
Si introduces mal uno de los clásicos “cotonitos”, puedes empujar el cerumen y hacer que llegue al tímpano, causándole una lesión. Mainz, dice que nuestro aparato auditivo expulsa la suciedad naturalmente, sin la necesidad de otros objetos.
9.Deportes y calor, mala combinación: Cuando nos ejercitamos, trabaja nuestra musculatura pero también nuestro sistema cardiovascular. Nuestro corazón se esfuerza por mantener la energía, el riego sanguíneo y también la temperatura corporal.
Si estamos en un lugar caluroso y a eso le sumamos la condición de nuestro organismo, se puede generar un síncope de calor o, aún más grave, un golpe de calor que conlleva el riesgo de morir, dice Luis Franco de la Federación Española de Medicina del Deporte.
10. Agua muy helada luego del deporte: Cuando terminas la rutina de ejercicios tu cuerpo está muy sudado y con una alta temperatura.
Proporcionarle agua helada, genera espamos en la glotis que a su vez provoca un efecto de como si te estuvieras ahogando, esto demuestra que biológicamente no estamos preparados para un “golpe helado”.