Los diques de Serbia resistieron hasta ahora en Belgrado pero los Balcanes seguían movilizados este martes por temor a nuevas crecidas del río Sava, un afluente del Danubio, después de las inundaciones que afectaron a más de 1,6 millones de personas en Serbia y Bosnia, dejando al menos 49 muertos.

El Sava representa ahora la principal amenaza desde la vecina Croacia hasta Belgrado, donde confluye con el Danubio.

“Escuché el llamamiento de las autoridades y no lo dudé ni un momento. Si mi abuelo pudo tomar un arma para defender su país, creo que yo también puedo contribuir a cargar un saco de arena”, dijo un joven voluntario mientras ayudaba a construir un dique en Belgrado.

Los voluntarios habían levantado 12 kilómetros de diques con sacos de arena para evitar que una nueva crecida inundara la capital serbia.

La situación era especialmente tensa en Sabac, Sremska Mitrovica y Belgrado, pero también en Orasje, en la vecina Bosnia.

Miles de voluntarios luchaban en el noreste de Bosnia para reforzar los diques a lo largo del Sava, sobre todo en la región de Bijeljina, mientras la ciudad de Orasje estaba rodeada por las aguas, que ya inundaron las aldeas circundantes.

En Obrenovac, una de las ciudades serbias más afectadas, los socorristas lograron contener las aguas alrededor de la central térmica Nikola Tesla, que produce 50% de la electricidad del país.

En Bosnia han sido evacuadas más de 100.000 personas. Se trata del peor éxodo en este país desde la guerra intercomunitaria de 1992-1995.

RIESGO DE EPIDEMIAS

El jefe del gobierno de Serbia, Aleksandar Vucic, estimó que los daños iban a superar el 0,65% del PIB, lo que le permitiría, como país candidato a entrar en la UE, a solicitar a Bruselas ayudas que pueden llegar hasta mil millones de euros al año.

Vucic también aprovechó para amenazar a aquellos que cometen pillaje en las localidades siniestradas. “En Obrenovac ya se ha detenido a diez ladrones [...] quiero advertir a los que tuvieran idea de hacer algo así, que la respuesta de las autoridades será muy firme”, dijo.

En Bosnia las autoridades advirtieron de que los derrumbes de terreno podrían desplazar las minas antipersonales de la guerra de 1992-95, cuyo número se estima en 120.000.

El tiempo soleado y las temperaturas primaverales permitieron que las autoridades iniciasen las tareas de limpieza y desinfección en las regiones afectadas, una tarea de gran importancia para evitar una “catástrofe epidémica”.

“Hay que comenzar la limpieza inmediatamente para evitar epidemias. Tenemos que deshacernos de toneladas de cadáveres de animales”, advirtió el martes el primer ministro serbio Alexander Vucic.

“Estamos llevando a cabo un duro combate contra las epidemias y las enfermedades, que son una de las consecuencias inevitables de las inundaciones”, declaró Nermin Niksic, primer ministro de la entidad croato-musulmana de Bosnia.

Los expertos advierten de que el aumento de temperaturas acelerará la descomposición de los cadáveres de animales.

Bosnia pidió a la comunidad internacional que le proporcione unidades de incineración móviles que tanta falta le hacen.