Los socorristas redoblaban sus esfuerzos el jueves para intentar rescatar con vida a alguna de las casi 300 personas desaparecidas en el naufragio de un ferry cerca de la costa meridional de Corea del Sur, pero la esperanza se esfumaba con el paso de las horas.
Seis cuerpos fueron recuperados. De las 475 personas presentes a bordo (última cifra facilitada por las autoridades), entre ellos 325 estudiantes de secundaria, 179 fueron rescatadas con vida, indicaron el jueves los guardacostas, una cifra cercana a la comunicada la víspera por la noche.
El barco, de varios pisos, mandó una llamada de socorro a las 09H00 (00H00 GMT) del miércoles cuando se dirigía a la isla de Jeju (sur) con cientos de estudiantes a bordo, en viaje escolar.
Los socorristas trabajaron toda la noche con ayuda de potentes focos, pero la violencia de las corrientes y una visibilidad reducida bajo el agua impidieron que los buceadores penetraran en el barco sumergido.
“No pudieron entrar en los camarotes”, indicó un portavoz de los guardacostas.
Los socorristas no perdían la esperanza de encontrar sobrevivientes en las bolsas de aire.
Tres grúas gigantes fueron desplegadas para intentar enderezar el ferry.
“¡Llega el agua! ¡Llega el agua!”
El “Sewol”, un barco de 6.825 toneladas, se hundió a unos 20 km de la costa sur, en una zona marítima sembrada de islas. Las causas del accidente siguen sin conocerse pero testimonios de pasajeros dan a entender que el ferry tocó el fondo.
Los sobrevivientes indicaron asimismo que la tripulación les dio la orden de no moverse de sus asientos después del choque.
“Esperamos de 30 a 40 minutos”, contó un estudiante. “Después (el ferry) se volteó, todo el mundo se puso a gritar y a intentar salir de allí desesperadamente”.
Imágenes tomadas a bordo con el teléfono por un sobreviviente muestran a una mujer que gritaba “¡llega el agua! ¡llega el agua!”.
El capitán, que figura entre los sobrevivientes, estaba siendo interrogado por los guardacostas.
Los estudiantes, de un colegio al sur de Seúl, realizaban un viaje escolar a la isla de Jeju, una de las mayores atracciones turísticas de Corea del Sur, llamada “el Hawai surcoreano”.
En la isla de Jindo, vecina del naufragio, familiares de los pasajeros eran acogidos en un gimnasio donde resonaban los gritos de desesperación y cólera.
“Mi hija está allí, en alguna parte, en el mar frío. Por favor, ayúdenla”, suplicaba Park Yu-Shin.
Gritos y silbidos
El primer ministro, Chung Hong-Won, visitó el gimnasio y fue recibido con gritos y silbidos de los parientes.
Un barco con familiares de los pasajeros zarpó de Jindo la mañana del jueves rumbo al lugar del drama.
Los socorristas piensan que los pasajeros se vieron atrapados, incapaces de subir por las crujías cuando el barco picó hacia el fondo del mar.
Un responsable de las operaciones de búsqueda, Cho Yang-Bok, estima que “hay pocas posibilidades” de que alguien haya sobrevivido en una bolsa de aire más de 24 horas después del naufragio.
Los muertos son tres estudiantes, un profesor, una mujer de la tripulación y una persona no identificada.
En unas imágenes grabadas desde el mar en el momento del naufragio, unos pasajeros aterrados, con chalecos salvavidas, se suben a las barcas de salvamentos mientras el agua recubre poco a poco el puente y el ferry se desliza suavemente hacia el fondo.
Otros se arrojan al agua y son recuperados por socorristas o pescadores que fueron los primeros en llegar al lugar.
La temperatura del agua era de 12ºC.
El ferry cubría el trayecto entre el puerto de Incheon (oeste) y la isla de Jeju (sur).
Cientos de transbordadores se desplazan a diario entre las costas surcoreanas y las islas. Los accidentes son muy escasos, pero 300 personas perecieron en octubre de 1993 cuando un ferry zozobró a la altura de la costa occidental.