Pocos directores de cine —ajenos a Hollywood— pueden sostener que una de sus películas ha superado en promedio de espectadores a grandes superproducciones norteamericanas, más aún con un film sobre la Virgen María. El español Juan Manuel Cotelo puede decirlo. Esa particular historia fue parte de su charla en “Acta Diurna” , ciclo de charlas de la Universidad de los Andes.

De profesión periodista, titulado en la Universidad de Navarra, trabajó durante casi diez años en televisión, principalmente en proyectos de entretención, hasta que se la jugó por la realización de películas. Su primer largometraje, “El sudor de los ruiseñores”, le valió varios premios en España, pero su nombre comenzó a sonar con fuerza más allá de las fronteras de su país con el documental “La última cima”, que cuenta la historia de Pablo Domínguez, un sacerdote madrileño que murió a los 42 años cuando descendía de la cima del Moncayo, una de las cumbres más altas de la península ibérica. La cinta, que se estrenó apenas en dos salas en España, terminó siendo exhibida en 17 países. El boca a boca fue su principal vehículo de promoción.

Su nuevo trabajo —“La tierra de María”— ya es un éxito en España. Lleva tres meses en cartelera, con más de 60 mil espectadores y, por ejemplo, ha superado en promedio de personas por copia a “Frozen” y “Los juegos del hambre”. En mayo se estrenará en veinte países, entre ellos Chile.

En el Aula Magna de Biblioteca de la UAndes, Cotelo habló sobre sus experiencias con la fe y el trabajo, y aprovechó de dar un par de consejos sobre el oficio de contar historias a los estudiantes de Periodismo, Publicidad y Comunicación Audiovisual que lo escuchaban atentos.

“Estudié en un aula como esta y cuando tenía vuestra edad no tenía la menor idea de lo que quería estudiar. Pero sí tenía claro que quería contar historias. Estudié Periodismo y comencé a trabajar tempranamente en televisión. Desde entonces y hasta hace cinco años los trabajos que he tenido son los que he dejado, es decir, pensaba que ‘no era esto’ lo que yo quería, sin saber muy bien qué era lo que buscaba”, relató el realizador.

“La primera película que hice, que no tenía nada que ver con mi lista de proyectos, fue La última cima, que trata de un sacerdote del que un amigo me decía ‘tienes que conocerlo’. Hasta que lo conocí y me impactó. La cinta la hicimos entre dos personas, mi amigo Alexis y yo. Le dije que quería montar una película sobre Dios y él me respondió ‘pero si yo no creo’. Pues por eso mismo, le contesté. Necesito a alguien como tú, que no sepa nada de Dios, porque es a quien quiero hablar”.

El milagroso boca a boca

“Nuestra campaña de marketing —contó el realizador español— fue lanzar un correo electrónico a nuestra base de datos, de apenas 300 personas. Mis amigos, vecinos, sus amigos etc. En tres semanas había 370 mil descargas desde Internet y un millón de visitas en un mes. De estrenarse en cuatro salas, pasó a 66 en una semana y la pidieron desde cien países”.

“Si un espectador —agregó— me dice que le encantó la fotografía, el sonido etc. Pues hemos fracasado con él. Queremos que vean la película con ojos de niño, no con mirada de experto. Si sabéis mucho de cine te perdéis la película; si sabéis mucho de literatura te perdéis el relato (…) Si vemos un cuadro de la crucifixión de Cristo y nos fijamos en la técnica de las pinceladas no estamos observando lo que el cuadro tiene que ver conmigo. Nos convertimos entonces en cultos de la fe, sabemos quién es Cristo, lo estudiamos, pero no sabemos quién es Él para mí”.

“En el caso de La tierra de María, ésta trata de saber si la fe es un cuento, como el del ratón que deja una moneda cuando se te cae un diente, o es verdad. La cinta parte con un cuento de ficción, pero luego pasa a la realidad y hablan personas reales que han conocido a Dios (…) Cuando entrevisto a las personas no preparo, salvo los datos mínimos. Si la preparo no voy a escuchar al entrevistado, y además intento que la persona se olvide que está siendo entrevistado. Lo más bonito es cuando te sale un contenido distinto al que ibas a buscar, mejor y más entretenido (…) El mejor consejo que puedo dar para un guionista es: no te inspires en la ficción, deja de ver películas, sal a vivir”.