La académica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valparaíso y profesora de Farmacología, Patricia Acuña Johnson, se refirió a la iniciativa de recalificar el estatus de la marihuana, asegurando que no existen argumentos científicos para considerar a esta sustancia una droga dura.
“Desde el punto de vista químico, la Cannabis Sativa posee muchos principios activos, dentro de los cuales el más importante es el tetrahidrocannabinol (THC). Los efectos de la marihuana en el sistema nervioso central se debem primordialmente al THC cuando interacciona con receptores cannabinoides, específicamente los receptores CB1, ubicados en el cerebro”, expuso.
Acuña señaló que “en general, al revisar cualquier libro de farmacología, toxicología o farmacognosia, se describe que la marihuana es una planta alucinógena, que provoca euforia, relajación, placer, amnesia, intensificación sensorial y un bienestar general, manifestándose unos más que otros, dependiendo de las características propias de la persona que la utilice (características fisiológicas, fisiopatológicas, etcétera)”.
Normalmente, el consumo de una droga “blanda” no conlleva un cambio de patrón de comportamiento social; en cambio, las denominadas drogas “duras” sí provocan un cambio de comportamiento social, “pero asociado a la adicción o dependencia”, recalcó la académica.
Desde una mirada estrictamente científica, la experta en farmacología explicó que “al compararla con otras drogas, incluso con drogas sociales, como el alcohol o la nicotina, estas últimas generan mayores niveles de dependencia. La pregunta es ¿esa adicción a qué te lleva?, ¿modifica tu patrón de comportamiento social? Desde el punto de vista de la adición, la Cannabis no está dentro de la clasificación científica como una droga altamente adictiva, es más bien de mediana a baja dependencia. Por otro lado, tampoco provoca grandes modificaciones en el patrón de comportamiento social”, explicó Patricia Acuña.
Además, puntualizó la académica, es necesario aclarar que el tema de la adicción no se reduce sólo al principio activo de una droga. “Los factores sociales y las características propias del individuo, también son elementos que podrían eventualmente condicionar una adicción. Hay otros fármacos que desde el primer consumo llevan a la adicción, como es el caso de la heroína o la metanfetamina. La heroína es una de las drogas más adictivas que existen: una persona que es adicta a la heroína le va a costar mucho salir, tiene muchas recaídas, y son numerosos los casos en que no hay vuelta atrás en términos de superar la adicción”, indicó.
A esto se suma la evidencia científica, que describe el uso de la Cannabis sativa como coadyuvante en el tratamiento de ciertos síntomas, en distintas patologías, como ciertos tipos de cáncer y algunas enfermedades neurológicas como el Parkinson, la epilepsia y el dolor de origen neurogénico, entre otras.
“Algunos pacientes dicen que consumen marihuana para el dolor ¿Por qué? Porque la última alternativa que existe en el tratamiento paliativo del dolor, es utilizar morfina o derivados opiáceos. De hecho, la morfina es un derivado opiáceo, pero el mayor problema son sus efectos colaterales: náuseas y vómitos profusos”, señaló la profesora. La marihuana ayudaría a calmar el dolor y al mismo tiempo disminuiría los efectos secundarios de la morfina.
Patricia Acuña señaló que no es su intención hacer una apología a la marihuana, pero está de acuerdo con su reclasificación “absolutamente, por todas las características que indiqué. Nadie podría considerar a la marihuana como una droga dura”.