Aclamada por el público y la crítica, y gran favorita para el Óscar a Mejor película animada, “Frozen” culmina el “segundo renacimiento” de los estudios Disney, dinamizados por una competencia en aumento y por la incorporación de Pixar y su director John Lasseter al imperio de Mickey.
Con más de 1.000 millones de dólares recaudados en el mundo entero y saludada por la crítica como una de las mejores películas de animación de todos los tiempos, “Frozen” es la cereza de la torta de una serie de éxitos del estudio estadounidense: “The Princess and The Frog” (2009, “La princesa y el sapo” en América Latina), “Rapunzel” (2010) y “Wreck-it Ralph” (2012, “Ralph el demoledor” en América Latina”).
Y si “Frozen” se alza con el Óscar se tratará de la primera estatuilla lograda por Disney por un largometraje de animación desde la creación de la categoría, en 2001.
Suficiente como para hablar de un “segundo renacimiento” del estudio de Mickey, que se había estancado al cambiar el siglo, marginalizado por Pixar y su catarata de éxitos, desde “Toy Story” a “Cars”, pasando por “Buscando a Nemo”, “Ratatouille” y “Up, una aventura de altura”.
“Así como ‘The Great Mouse Detective’ (1986, ‘Policías y ratones’ en América Latina), marcó un crecimiento luego del punto más bajo alcanzado por ‘The Black Cauldron’ (1985, ‘El caldero mágico’), ‘La princesa y el sapo’ logró muchos mejores resultados que las películas que la precedieron”, declaró a la AFP Tom Sito, historiador de la animación y profesor de cine en la Universidad de California del Sur (USC).
Un nuevo príncipe encantado
No es la primera vez que Disney “renace”. Los años 70 y 80 habían sido duros para el estudio, y hubo que esperar a la llegada de una nueva generación de animadores para que volviera a cosechar triunfos, con “La sirenita” (1990), “La bella y la bestia” (1991) y la consagración de “El rey león” (1994).
Ironía del destino, el príncipe encantado de este “segundo renacimiento” de Disney ha sido quien antes casi lo llevara a la tumba, John Lasseter, director y co-fundador de Pixar, designado director creativo de la animación de Disney tras la compra del estudio Pixar en 2006.
“A partir de la fusión, Disney Animation volvió a estar bajo la responsabilidad directa de un animador, algo que no había sucedido desde la muerte de Walt Disney en 1966″, observa Sito, animador primero en Disney y luego en DreamWorks Animation.
El creador de “Toy Story” y de “Cars” hizo que “numerosos talentos” desembarcaran en Disney. “También se asistió al retorno de la comedia musical, una especialidad de Disney que conoció un paréntesis de veinte años”, señaló.
De hecho, la canción faro de “Frozen”, “Let it go”, fue nominada y está bien perfilada para el Óscar a la Mejor canción original.
Peter Del Vecho, productor de “Frozen”, reconoce que John Lasseter “cambió la cultura de Disney Animaton”.
“Somos un estudio diferente a Pixar, pero Lasseter trajo a Disney muchas cosas que aprendió allá”, dijo Del Vecho a la AFP. “Lo más importante es que los cineastas deben ser responsables de sus propias películas”.
Ello se traduce en una modalidad de trabajo muy cooperativa, en la que directores y guionistas dan su opinión acerca de las películas de los demás durante proyecciones de trabajo.
“Gana la mejor idea, y se nos alienta a cometer errores y a tomar riesgos”, indica.
El otro factor que contribuyó a que Disney volviera a los primeros planos fue la creciente competencia existente en el mundo de la animación, con compañías como Blue Sky (“Ice Age”, “Rio”), DreamWorks Animation (“Shrek”, “Kung-Fu Panda”, “Madagascar”) o Illumination (“Mi villano favorito”).
“Y cuando (el estudio) corría solo, en los años 60 y 70, su estética anacrónica y repetitiva dio lugar a filmes ya viejos, a pesar de su calidad técnica”. Hoy, “el éxito de ‘La gran aventura de Lego’ y de ‘Mi villano favorito’ crea un clima formidable para el surgimiento de nuevas ideas de animación”, concluye Sito.