Los cadáveres de 87 emigrantes, entre ellos 48 niños, fueron hallados el miércoles en el desierto de Níger, a una decena de kilómetros de la frontera con Argelia, indicaron fuentes concordantes.

Esas 87 víctimas, siete hombres, 32 mujeres y 48 niños, se suman a las cinco mujeres halladas el lunes pasado, indicó la fuente.

Todas las víctimas, que formaban parte de un grupo de emigrantes que había emprendido viaje hacia Argelia a fines de septiembre, murieron a principios de octubre, se indicó.

El balance fue confirmado por Almustafa Alhacen, responsable de la ONG Aghir In’man, que se desplazó al lugar para recuperar los restos mortales.

“Los cuerpos estaban descompuestos, era horrible. Los hemos encontrado en diversos lugares, en un radio de 20 kilómetros y en pequeños grupos: en varias ocasiones bajo los árboles, o a pleno sol. A veces era una madre con sus hijos, otras veces niños solos”, contó Alhacen.

Algunos restos habían sido “devorados por los chacales y otros animales”, añadió.

La mayoría de los menores muertos eran muchachas. “Hemos podido saberlo gracias a las pulsaras que llevaban en la muñeca”, explicó la fuente de seguridad.

El macabro descubrimiento se prolongó siete horas, entre las 6H00 y las 13H00 GMT. Los cadáveres fueron enterrados siguiendo el rito musulmán en presencia de un imán “a medida que se iban encontrando”, precisó Almustafa Alhacen.

El lunes, autoridades locales nigerinas habían anunciado la muerte de al menos 35 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, que fallecieron por deshidratación cuando intentaban migrar a Argelia.

“Siete días en el desierto”

Dos vehículos que sirvieron para transportar a los emigrantes fueron recuperados averiados en el desierto, uno a 83 km de Arlit (norte de Níger, de donde salieron los emigrantes), y el otro a 158 km, indicó la fuente de seguridad.

“Un primer vehículo tuvo una avería. El segundo regresó a Arlit para traer la pieza de recambio después de bajar a todos los ocupantes, pero también tuvo una avería”, explicó.

“Pensamos que los emigrantes permanecieron siete días en el desierto y al quinto día empezaron a abandonar el vehículo en busca de algún pozo” estimó, lo cual explicaría la dispersión de los cuerpos.

Según la fuente de seguridad, 21 personas sobrevivieron, entre ellas “un hombre que recorrió 83 km a pie para llegar a Arlit” (norte de Níger), y “una mujer que fue llevada a Arlit por un conductor que la encontró por el desierto”.

Otros 19 migrantes fueron llevados a Tamanrasset, en el sur de Argelia, que era su destino inicial, para ser posteriormente repatriados a Níger, añadió esta fuente.

Una nigeriana residente en Tamanrasset, que había organizado el viaje, fue repatriada y encarcelada en Arlit, según la misma fuente.

Un total de 113 personas habían salido rumbo a Argelia.

Sadafiu, un sobreviviente de unos 30 años que perdió a tres familiares en el viaje, explicó días atrás a la radio privada Sahara FM que su grupo, proveniente del sur nigerino, huía de las malas cosechas que se avecinaban.

Níger, uno de los países más pobres del mundo, está confrontado a crisis alimentarias recurrentes. El fenómeno se emigración es masivo.

La muerte de clandestinos en el desierto, abocados con frecuencia a la muerte por sus pasadores, menudea aunque en menores proporciones.

La última catástrofe de magnitud comparable se registró en mayo de 2001 en Libia, considerada en tiempo de Muamar Gadafi como un El Dorado por los emigrantes africanos. En esa ocasión 140 murieron de sed en el desierto.

Desde la caída del dictador, Libia se ha convertido más bien en una puerta de entrada en Europa. La ruta migratoria está mucho más frecuentada que la conducente a Argelia.

Cerca de 5.000 oesteafricanos, incluyendo numerosos nigerinos, transitaron todos los meses entre marzo y agosto de 2013 por Agadez, la gran ciudad del norte del país, con el fin de llegar a Libia, según estadísticas de la ONU.

La inmigración clandestina procedente de África a Europa, un fenómeno constante desde hace al menos dos décadas, ha vuelto a figurar en la agenda política europea con la tragedia de Lampedusa a primeros de octubre. Más de 360 emigrantes africanos murieron entonces en el naufragio de su embarcación frente a dicha isla italiana.