El primer presidente de Estados Unidos, George Washington, dijo que era incapaz de mentir, pero los habitantes de la ciudad que lleva su nombre no parecen demasiado contrariados por el asunto.

Uno de cada cinco residentes en la capital estadounidense no introdujo en la caja instalada en los quioscos auto-suministradores de té el dólar correspondiente sugerido como precio.

La compañía Honest Tea, la responsable de la iniciativa, dijo en un comunicado que en 11 días del mes de julio instaló 61 de esos quioscos en todo el país: al menos uno en cada estado más el distrito de Columbia.

Los más honestos fueron los consumidores de Alabama Hawai, donde todos sin excepción pagaron su dólar por el té que bebieron. Los siguieron los de Indiana y Maine, el 99% de los cuales pagó.

En Washington fue sólo el 80% el que pagó por su infusión, seguido por Virginia Occidental, con 85%, y Texas y Kentucky con 87%.

“A pesar de que el mismo día de nuestro experimento en el DC me robaron la bicicleta, es tranquilizador saber que 92% de los estadounidenses harán lo correcto incluso si parece que nadie los está observando”, dijo Seth Goldman, cofundador de Honest Tea, con sede en el suburbio de Bethesda de la capital federal, estado de Maryland.

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