Fueron 4 países europeos, supuestamente de lo mejorcito del mundo civilizado, los que cometieron la escandalosa ordinariez contra el presidente de Bolivia al cerrarle el paso al avión presidencial para impedirle llegar a su propio país.

Al menos el gobierno de Francia tuvo ahora la hombría de reconocer su grave e indecoroso error, y presentó sus excusas al presidente Evo Morales, agregando que París ha iniciado un rigurosa investigación respecto de cómo se tomó una decisión tan lamentable.

El canciller de España, José García, quizás impregnado por la moral y los modales de la época franquista, dijo que su gobierno no tenía por qué presentar excusas, ya que en todo caso tuvo la intención de solucionar el incidente.

Claro que al supremo diplomático de España se le olvidó mencionar que en Austria el embajador de España, un tal Carnero, había tratado de introducirse al avión presidencial con intención de registrarlo en busca de Edward Snowden. Por supuesto, el presidente Morales lo hizo sacar a pasitos rapiditos y danzarines.

En el tercer país involucrado, Portugal, la mayoría en el Parlamento exigió oficialmente explicaciones al gobierno por haber puesto perniciosamente en juego las relaciones entre Portugal no sólo con Bolivia sino con toda América Latina.

En cuanto a Italia, pareciera que todavía no consiguen ponerse de acuerdo sobre quién será el que tenga que dar la cara y pedir excusas. Pero lo que la opinión pública de Europa y del mundo entero, está contemplando el exabrupto de esas naciones europeas como el más ridículo y lamentable caso de obediencia perruna, no al Presidente de Estados Unidos, sino a los importantes empleados de la CIA que, como si fuera poco, estaban mal dateados sobre la presencia de Snowden en el avión.

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