Tres médicos le diagnosticaron depresión, sin darse cuenta que Chris Buckley en realidad tenía un tumor del tamaño de una pelota de tenis en su cerebro, lo que finalmente le costó la vida.

El británico de 34 años decidió visitar un médico en diciembre de 2011 cuando sentía que no podía hablar bien y olvidaba palabras, debiendo ser asistido por su novia. Le recetaron antidepresivos y pastillas para dormir.

Luego, para año nuevo su situación empeoró y un segundo médico le dio más antidepresivos. Ya en enero, había perdido absolutamente el habla y desesperado acudió a un centro de salud mental, pero tampoco pasaron más allá de la depresión e incluso, no le dieron tratamiento.

Sólo cuando perdió la movilidad de su mano derecha, sus padres lo llevaron a la emergencia del hospital NHS, donde recién descubrieron el tumor. Luego fue trasladado al Queen’s Hospital de Romford, donde lograron cierta recuperación, pero dos meses después agravó y murió el pasado 2 de mayo.

Desde entonces, la familia ha iniciado una batalla legal, principalmente contra los tres médicos que no detectaron el tumor. Sin embargo, hasta ahora no hay sanciones para los profesionales, según publicó Daily Mail.