Al menos 18 personas murieron y cerca de 100 resultaron heridas, según el último balance de fuentes médicas y de la seguridad, en cinco atentados contra la comunidad chiita el lunes en Irak, donde el jefe del Parlamento pidió la renuncia del gobierno y elecciones anticipadas para evitar que el país se hunda en otro conflicto religioso.

El anterior balance era de 16 muertos y más de 90 heridos, de acuerdo con las mismas fuentes.

La violencia entre sunitas y chiitas han dejado más de 240 muertos en todo el país en una semana.

Cinco coches bomba estallaron con pocas horas de intervalo este lunes en cuatro ciudades de mayoría chiita al sur de Bagdad.

El jefe del Parlamento, Usama al Nujaifi, pidió la renuncia del gobierno del chiita Nuri al Maliki y elecciones anticipadas.

La ola de violencia comenzó hace una semana con un asalto de las fuerzas de seguridad contra manifestantes sunitas en el norte del país hostiles al primer ministro, que fue seguido por varios ataques en represalia contra las fuerzas iraquíes.

Nujaifi, un sunita y alto responsable del bloque Iraqiya, una coalición apoyada por los sunitas y que durante largo tiempo estuvo en profundo desacuerdo con Maliki, envió su propuesta a los jefes de los partidos políticos representados en el Parlamento.

Desde diciembre de 2012, miles de iraquíes manifiestan en las regiones de mayoría sunita para pedir la partida de Maliki, acusado de marginar a su comunidad. El jefe del gobierno también fue acusado por miembros de su propia coalición y sus detractores de acaparar el poder.

La situación se complicó aún más cuando las fuerzas de seguridad kurdas se desplegaron el sábado cerca de la ciudad disputada de Kirkuk, que los kurdos quieren incluir en la región autónoma del Kurdistán, ante la indignación del gobierno federal de Bagdad y de los árabes de la provincia.

El primer ministro se reunió el lunes en Bagdad con el jefe del gobierno autónomo del Kurdistán, Neshirvan Barzani, para discutir los diferendos entre ambas partes.