Los bancos de Chipre reabrieron el jueves bajo vigilancia policial tras doce días de cierre, aunque los clientes sólo podrán retirar 300 euros diarios a causa de las restricciones impuestas para evitar una fuga de capitales en la isla, salvada de la quiebra por sus socios europeos.

Decenas de personas hacían cola frente a los establecimientos un poco antes de que se abrieran las oficinas al mediodía.

Algunas sucursales permanecían sin embargo cerradas después de esa hora, generando inquietud en los depositantes, que golpeaban en las ventanas de los locales.

Cerca de cincuenta personas hacían cola frente al Bank of Cyprus, en el centro de Nicosia. En otros bancos, las colas eran menos importantes.

Los establecimientos deben permanecer abiertos durante seis horas.

Los depositantes podrán retirar un máximo de 300 euros por día, los pagos y transferencias al extranjero no podrán superar los 5.000 euros por mes y los viajeros que abandonen la isla solo podrán llevar consigo 1.000 euros en efectivo.

Los cheques solo podrán depositarse en cuentas, y no cobrarse en efectivo, contrariamente a la costumbre de muchos chipriotas.

Es la primera vez que un país de la Eurozona (formada por 17 miembros) impone restricciones al movimiento de capitales.

El gobierno justificó las medidas, que en principio sólo se aplicarán durante cuatro días, por “la falta de liquidez sustancial y el importante riesgo de fugas de capitales, con la posible consecuencia del colapso de las instituciones de crédito”.

Las bolsas europeas operaban con prudencia, aunque el euro se mantenía desde el miércoles por la noche a menos de 1,28 dólares, su mínimo nivel en cuatro meses.

Las autoridades bancarias, temerosas de escenas de caos, pidieron el miércoles dar prioridad en las colas a los ancianos, que generalmente no tienen tarjetas de crédito, que deseen retirar dinero de sus jubilaciones.

El sindicato de los empleados bancarios, ETYK, pidió a los depositantes no dirigir su frustración contra ellos.

“Como empleados del banco, no somos responsables, al contrario, nuestros colegas son ellos mismos víctimas de actos criminales que condujeron a este desastre y pusieron a mucha gente bajo una situación muy trágica”, puntualizó el gremio en un comunicado.

La reestructuración del sector acordada con la troika de acreedores internacionales de Chipre -Unión Europea (UE), Banco Central Europeo (BCE) y FMI- prevé la liquidación del Laiki Bank y la absorción de sus actividades por el Bamk of Cyprus, el mayor del país. Esos dos bancos tienen una plantilla total de 5.600 empleados, en un país de 850.000 habitantes.

Varias empresas chipriotas tienen dificultades en funcionar normalmente, y muchas de ellas podrían verse “abocadas a la quiebra”, según la Cámara de comercio chipriota.

Europa le impuso a Chipre un precio “demasiado elevado, que genera “inquietud” y “cólera”, estimó el ministro chipriota de Relaciones Exteriores, Ioannis Kasulidis.