El escándalo europeo del fraude con carne de caballo saltó el domingo a Francia, donde platos preparados fueron retirados de la venta en seis grandes cadenas de supermercados, mientras que en Rumania, los profesionales responsabilizan al importador francés.
En Gran Bretaña, una parlamentaria pidió una moratoria sobre las importaciones de carne proveniente de la Unión Europea, luego del descubrimiento de carne de caballo en vez de carne vacuna en lasañas de marca Findus.
En Francia, lasañas, canelones o espaguetis a la boloñesa, musakas y pasteles de carne fueron retirados de la venta en los supermercados Auchan, Casino, Carrefour, Système U, Cora, Monoprix y Picard.
La retirada de los productos, anunciada el domingo por la mañana, concierne productos Findus y otras marcas de los distribuidores.
Los productos también habían sido retirados en el Reino Unido, donde el escándalo es más fuerte si se tiene en cuenta el tabú en torno a la carne de caballo en la alimentación, así como en Suecia.
La fábrica Comigel, que distribuye sus platos congelados para Findus y otras marcas en 16 países de Europa, adquiere la carne a otra empresa francesa, Spanghero, que también compra la carne en Rumania.
En Gran Bretaña, el presidente de la comisión parlamentaria encargada de asuntos alimentarios pidió el domingo una moratoria a las importaciones de carne proveniente de la Unión Europea
El ministro francés de Consumo, Benoît Hamon, denunció por su parte el sábado un circuito de carne “que habría generado más de 300.000 euros” de ganacia, según los primeros detalles de la investigación.
Spanghero “compró la carne congelada a un comerciante chipriota, que subcontrató el pedido con un comerciante en Holanda, que a su vez había adquirido la carne en un matadero y un taller de corte en Rumania”, precisó.
En Rumania, los profesionales del sector se defienden, y envían el balón al importador, la sociedad Spanghero.
“Me es difícil creer que un matadero rumano haya podido suministrar carne de caballo etiquetada como carne vacuna”, debido a los controles sistemáticos que hay en los mataderos”, declaró a la AFP el presidente de los Sindicatos de la Industria Alimentaria (FSIA), Dragos Frumosu.
Según él, si eso hubiera ocurrido, el importador francés estaba obligado a verificar la calidad de la carne cuando la recibió, y con mayor razón tratándose de una cantidad importante.
“Si no protestó al recibir la carne y constatar que se trataba de carne de caballo y no de res, o era cómplice del productor rumano, o cambió la etiqueta después”, afirmó Frumosu.
Spanghero afirmó por su parte el sábado que compró carne de res “origen Europa”, y simplente la revendió.