La militante siria Fatima Saad murió por las torturas de agentes de la policía secreta siria, anunció este domingo la Liga Siria de Defensa de Derechos Humanos, que señala que más de 1.125 personas han corrido la misma suerte desde el inicio de la revuelta hace 18 meses.

Esta joven de 22 años fue detenida a finales de junio por la Seguridad del Estado en la ciudad costera de Lataquia. Las torturas le produjeron un problema en el hígado por el que tuvo que ser sometida a una intervención quirúrgica.

Falleció el 23 de octubre, informa la Liga, que denuncia que se trata de un “crimen contra la humanidad”, apelando a la justicia internacional.

La Liga manifiesta su “profunda preocupación por el alto número de víctimas que han sucumbido a las torturas en las mazmorras del régimen sirio -más de 1.125 hasta ahora”.

Ante la falta de datos precisos ya que Damasco se niega a ofrecer un informe al Comité contra la Tortura de Naciones Unidas, varias ONG, sirias e internacionales, estiman en varias decenas el número de detenidos en Siria, y denuncian sus condiciones de detención y las torturas.

Human Rights Watch (HRW), que habla de un “archipiélago de la tortura”, afirma que los prisioneros son mantenidos en “posiciones dolorosas durante largos períodos”, y denuncia igualmente que entre los métodos destacan las “descargas eléctricas”, “las quemaduras con ácido de baterías de coches”, “las agresiones y las humillaciones sexuales”, “los simulacros de ejecución” y “arrancarles las uñas”.