Vigilados muy de cerca desde hace décadas por el régimen sirio, los refugiados palestinos se unieron a las filas opositoras que luchan contra el régimen del presidente Bashar al Asad y tomaron las armas junto a los rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL).

La mayoría de los 500.000 palestinos de Siria son refugiados o descendientes de refugiados que huyeron durante la creación del Estado de Israel en 1948. El régimen sirio de los presidentes Asad, padre e hijo, siempre ha mantenido bajo un estricto control sus actividades políticas.

La mayor parte de los refugiados que apoyan la rebelión no están afiliados a las formaciones palestinas tradicionales, según militantes palestinos y sirios.

“Muchos, especialmente entre los jóvenes, sienten simpatía hacia el movimiento revolucionario y, ahora que los combates han llegado a Damasco, no podemos quedarnos quietos”, asegura Abu Al Sakan, un palestino del campo de refugiados de Yarmuk, en las afueras de Damasco, contactado por la AFP desde Beirut.

Las manifestaciones hostiles al régimen de Asad se multiplican a un ritmo constante, especialmente el viernes, día de oración, en el que sirios y palestinos desfilan al salir de las mezquitas.

“Los palestinos combaten a nuestro lado y están bien entrenados”, subraya el coronel Kasem Sadedine, portavoz del comandante del ESL en Homs.

El régimen de Asad, que acusa a Occidente, los países del Golfo e Israel de conspirar contra Siria, siempre ha defendido la lucha de los palestinos.

“El gobierno dice apoyar a los palestinos (…) pero en la práctica somos tratados con la misma brutalidad y nos pueden matar de la misma manera”, añade Abu Al Sakan, admitiendo que “como los sirios, los palestinos están divididos sobre la revuelta”.

Los palestinos que toman las armas son, con frecuencia, personas decepcionadas por los partidos palestinos tradicionales.

El Fatah ha mantenido siempre una relación tensa con el régimen sirio y sus militantes fueron perseguidos en los años 1980, pero estos últimos se esforzaron por mantenerse al margen de la oposición.

Un ex miembro del Fatah, que pasó por las cárceles sirias, explica que los partidarios de Fatah critican en secreto al régimen, pero temen una llegada de los islamistas al poder.

El movimiento islamista Hamas, cuya sede política estaba en Damasco hasta febrero, se ha distanciado del régimen.

El Frente Popular para la Liberación Palestina-Comando General (FPLP-CG), permanece leal al régimen. “El régimen se enfrenta a una guerra que trata de dividir Siria y socavar sus relaciones con la resistencia” palestina, explica Anwar Raja, portavoz del FPLP-CG.

Pero Abu al Sakan denuncia a este grupo y replica: “Como palestinos tenemos dos revoluciones: una contra las facciones palestinas que no hacen nada por nosotros y la otra contra el régimen sirio”.