Tras una maratón de batidoras, cantineros y ron, Cuba dedicó este sábado al desaparecido Ernest Hemingway “el daiquiri más grande del mundo”, una gran copa de 275 litros, en el 113 aniversario de su natalicio.

Unos 30 cantineros y ayudantes, se turnaron durante 33 minutos detrás de 12 batidoras, y a fuerza de oficio y destreza, comenzaron la elaboración de la refrescante bebida, que Hemingway degustaba “doble y sin azúcar” en el restaurante Floridita, de La Habana, sede de la demostración que pretende un récord Guinnes.

Desde hace dos décadas, con el auge del turismo internacional, los cubanos se empeñan en incluir el nombre de su país en ese libro de récords internacionales, con intentos en disímiles materias.

“Vamos a darle otro récord Guinnes a Cuba”, dijo a la AFP desde su silla de jurado, José Castelar -”Cueto”- un torcedor de tabaco que posee cinco Guinnes del habano más largo del mundo.

La competencia forma parte de los festejos del 195 aniversario de Floridita, que frecuentaba el escritor durante los 20 años en que vivió en Cuba, presencia recordada por una estatua de bronce a tamaño natural que, recostado a la barra, revive un Hemingway de vestuario tropical, ante un libro abierto.

Detrás de la estatua, en la pared, una foto de Hemigway con el líder cubano Fidel Castro, tomada en 1959 en La Habana.

Elaborado con hielo frappé, ron blanco, limón, azúcar y un toque amargo de marrasquino, el daiquiri debe su nombre -según historiadores- a una playa de Santiago de Cuba (sudeste), por donde desembarcaron los marines norteamericanos en 1898.

Fatigados por el calor tropical, los soldados elaboraron la bebida sin la sofisticación del hielo frappé. Hemingway la llevaba en un termo cuando salía a pescar en su yate El Pilar, según biógrafos.

“Es un sueño de todos los trabajadores de la instalación que venimos amasando hace más de un año”, dijo Andrés Arencibia, gerente de el Floridita, aludiendo al emprendimiento.

Subidos en sillas a ambos lados de la enorme copa de capitel triangular, típica del daiquiri, dos empleados fueron vertiendo las jarras de batidoras entregadas por afanados cantineros ante un público que colmó la instalación y curiosos que siguieron las incidencias por una pantalla colocada en la calle.

El daiquiri es el más cercano competidor del “mojito”, rey de la amplia coctelería cubana, que con ron blanco, hielo en cubos, limón, azúcar, una ramita de yerba buena, Hemingway tomaba en La Bodeguita del Medio, otro famoso restaurante, igualmente ubicado en La Habana Vieja, antiguo refugio de artistas y bohemios, actualmnente atestado de turistas curiosos.

Cuando la gran copa se rebosó, todos cantaron “feliz cumpleaños” a Hemingway, y comenzó el brindis con las 1.466 copas elaboradas, en las cuales se emplearon 88 botellas de ron.

Los cubanos guardan una abierta devoción hacia el escritor norteamericano -Premio Nobel de Literatura en 1954- convirtiendo en museo la casa de Finca Vigía, a 30 km de La Habana, donde vivió, y la habitación del hotel “Ambos Mundos”, donde pernoctó.