1940: El Comité Olímpico Internacional decide suspender el certamen de ese año producto de los enfrentamientos bélicos y tras dos intentos fallidos de ejecución. México, 1968: a 10 días de celebrarse los juegos, decenas de estudiantes son asesinados por miembros del Ejército nacional.

Los anteriores, dos ejemplos trágicos que recuerdan -con Londres a las puertas- que la máxima instancia multidisciplinaria del deporte mundial ha sufrido y padece aún de la desafortunada intervención de la política y los conflictos internacionales.

Así, la historia de la competición profesional termina a su vez relatando crímenes contra la humanidad y acumulando nombres de difuntos, en lugar de, únicamente, enaltecer las medallas al cuello y el cada vez más escaso ‘espíritu olímpico’.

Con la finalidad de resaltar los momentos que marcaron en lo extradeportivo los Juegos Olímpicos Modernos, es que destacamos los acontecimientos que los pusieron en serio riesgo de existencia.

La primera suspensión

1916 sería el año en que el entonces Imperio Alemán albergaría la cita de los anillos. Berlín, en 1912, se impuso como sede en la elección a Budapest (Hungría) y a Alejandría (Egipto) y preparaba la reunión internacional con la construcción del multipropósito Estadio Alemán. Pero todo quedó en nada; la Primera Guerra Mundial se abrió paso en 1914 y obligó a dejar a un lado los planes veraniegos.

Segunda guerra sino-japonesa

Tokio había sido escogido para transformarse en sede de los Juegos Olímpicos de 1940, sin embargo, el estallido de un nuevo conflicto bélico entre Japón y China en 1937, obligó a los anfitriones a rehusar de su condición.

Nuevos enfrentamientos en Europa

Ante las dificultades en Asia, el Comité Olímpico Internacional decidió que Helsinki, capital de Finlandia, sería casa de los juegos; pero la beligerancia se opondría. La Segunda Guerra Mundial aguó nuevamente los planes y obligó a determinar que 1940 sería un año sin competencia.

La renuncia de Londres

Corría 1939 y la capital inglesa se adjudicaba ser anfitriona con miras a 1944, al tiempo que la Segunda Guerra Mundial proseguía en su avance. Resultado: Londres resigna de ser sede y apaga con esto, por segunda vez consecutiva, la llama olímpica.

Militares mexicanos en el zócalo de la capital

Militares mexicanos en el zócalo de la capital

La matanza del 2 de octubre

Por primera vez se celebrarían los Juegos Olímpico en América Latina y la cita intercontinental se encontró con las dificultades tipo del territorio: el descontento social y el uso del aparato militar contra la población.

La Ciudad de México venció a sus contrincantes y se transformó en sede para 1968 apelando a sus bondades. Sin embargo, a 10 días de su oficialización, la capital vivió el más trágico de los eventos acontecidos en el marco del movimiento estudiantil y social que se consagraba ese año: la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Allí, en un confuso incidente, personal del Ejército mexicano y agrupaciones paramilitares emprendieron fuego contra una multitud de estudiantes, causando un hasta ahora incalculable número de muertes civiles.

El crimen levantó el fuerte rumor de que los juegos se suspenderían, pero éste no consiguió materializarse.

Masacre en Múnich

La ciudad bávara llevaría hasta la República Federal Alemana el encuentro deportivo en 1972. Un 5 de septiembre, cuando el evento completaba 10 días, la noticia de que el comando palestino Septiembre Negro había secuestrado a 11 miembros de la delegación olímpica de Israel remeció al mundo. Los árabes exigían la liberación inmediata de 236 presos de dicha nacionalidad a cambio de las vidas que se mantenían en su poder, petición a la que Israel se negó a acceder.

Tras largas negociaciones, las autoridades locales consiguieron un acuerdo con los secuestradores, que fue fingido por Alemania. Al darse cuenta los terroristas de que el traslado aéreo hacia Egipto –que presuntamente habían consensuado- no se concretaría, se inició el fatal tiroteo con los uniformados a cargo del operativo.

El fuego acabó con la vida de los 11 israelíes, 5 palestinos y un oficial de policía, mas no interrumpió los Juegos Olímpicos, que suspendieron sus actividades sólo el fatídico 5 de septiembre y después prosiguieron con cierta normalidad, la que no ha vuelto a verse interrumpida hasta la fecha.