El régimen sirio afirmó que había ganado “definitivamente” la batalla contra la rebelión, pero sus tropas seguían bombardeando el sábado focos de resistencia, empujando a la oposición a pedir de nuevo a la comunidad internacional que facilite armas a los insurgentes.

En vísperas de la reunión de los “Amigos de Siria” en Estambul, donde más de 70 países intentarán “aumentar la presión” sobre el régimen, Burhan Ghalioun, jefe del Consejo Nacional Sirio (CNS), que agrupa a buena parte de la oposición siria, instó el sábado a los participantes en esa conferencia a armar a los rebeldes.

Esta idea, descartada por Estados Unidos y numerosos países árabes y occidentales, es defendida por Catar y Arabia Saudita, cuyo ministro de Relaciones Exteriores, Saud al Faizal, declaró en Riad, al lado de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que “armar a la oposición es un deber”.

Envalentonado por estas divergencias y por la fragmentación de la oposición, y gracias al apoyo de sus fuerzas armadas y de una parte de su población, el régimen sirio proseguía su brutal represión y su guerra contra los rebeldes, causando 32 muertos el sábado, entre ellos 24 civiles, asegurando al mismo tiempo que aceptaba todas las iniciativas para solucionar la crisis.

De su lado Hillary Clinton se mostró escéptica sobre una aceptación por parte de Siria del plan del emisario internacional Kofi Annan, quien pidió sobre todo el retiro del ejército de las ciudades y el fin de la represión.

“Hasta el presente, las fuerzas del régimen siguen bombardeando a los civiles, manteniendo el asedio a los barrios y tomando incluso como objetivo militar los lugares de plegaria”, dijo Clinton.

Ante las vacilaciones de la diplomacia, el régimen anunció en Damasco que ha ganado la partida después de un año de revueltas, reprimidas de manera sangrienta, con saldo de 10.000 muertos, según el opositor Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

“La batalla para derrocar el Estado en Siria terminó ya y comenzó otra batalla, la de la consolidación de la estabilidad y la construcción de la nueva Siria”, afirmó el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Jihad Makdessi, citado por la agencia oficial Sana.

Pero este sábado el ejército seguía bombardeando el barrio de Khaldiyé “con un cohete por minuto en promedio” en Homs (centro), tercera ciudad del país donde están atrincherados los rebeldes, según el opositor Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

Al menos siete personas, en su mayoría civiles, murieron el sábado en Siria, donde las fuerzas del régimen dispararon contra los participantes en el funeral de manifestantes muertos en la víspera en Damasco, de acuerdo con el OSDH.

Violentos combates entre ejército y rebeldes seguían también desde la madrugada cerca de Damasco y en la provincia de Deraa (sur), según el OSDH.

El portavoz de la cancillería afirmó que el ejército sirio se retiraría de las zonas residenciales cuando la seguridad y la paz civil sean restablecidas, asegurando que los soldados solo “se defienden y protegen a los ciudadanos que son rehenes en la mayoría de las veces”.

“El ejército no está satisfecho por estar presente en las zonas residenciales y dejará esos lugares cuando se restablezca la seguridad y la paz civil”, indicó Makdessi.

El régimen del presidente al Asad asimila la oposición y la rebelión a “terrorismo” y a un “complot” financiado y apoyado por el extranjero.

Las tropas sirias, de lejos mejor equipadas y con más hombres que los rebeldes, están desplegadas masivamente en todo el país, donde bombardean sin descanso los reductos de resistencia con decenas de víctimas diarias.

Representantes de más de 70 países “Amigos de Siria” son esperados el domingo en Estambul para “incrementar la presión” sobre el régimen y hacer avanzar la implementación del plan Annan.

Los jefes de la diplomacia de Estados Unidos, las principales potencias europeas y la mayoría de los países de la Liga Árabe participarán de esta segunda conferencia de los “Amigos de Siria”, donde la oposición será representada por su principal coalición, el Consejo Nacional Sirio (CNS).

Rusia y China, que son los dos principales apoyos del régimen sirio y bloquearon resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria, declinaron la invitación.

Para preparar la reunión, la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton viajó a Riad para hablar con el rey Abdalá y su homólogo saudí Saud Al Faysal sobre los esfuerzos internacionales “para poner fin al derramamiento de sangre en Siria”.