Frank Sherry Sherwood Rowland alertó al mundo sobre la destrucción de la capa atmosférica que nos protege de la radiación ultravileta y permite la vida sobre la tierra.

El científico nació en 1927 y en 1974 se interesó por estudiar los efectos de la creciente acumulación de clorofluorocarbonos (CFC) producidos para los sistemas de refrigeración y como propulsores de sprays.

El experto en cinética química y fotoquímica, junto a cercanos colaboradores, descubrieron que los CFC sólo pueden ser destruidos en la estratósfera, en un ciclo que lleva a la destrucción de la capa de Ozono.

Las advertencias de Rowland fueron confirmadas en 1985 con el descubrimiento de un agujero en la capa de Ozono, sobre la Antártica, llevando a tomar sus estudios como base para los protocolos de Montreal en 1987 y Copenhague en 1992, que pusieron freno a la producción del nocivo químico en el mundo.

“Estos hechos condujeron a que la humanidad tomara conciencia de la unidad y límites de nuestra casa común”, señaló sobre la muerte de Rowland a El País, el científico Jesús Santamaría, de la Real Academia de Ciencias.

Frank Sherwood Rowland, quien recibió el premio Nobel de Química en 1995, falleció el pasado sábado en su casa de Corona del Mar, California, a los 84 años, producto de un avanzado mal de Parkinson, según precisó The New York Times.