Dos atentados suicidas contra los servicios de seguridad dejaron el viernes al menos 30 muertos en Damasco, en coincidencia con la llegada de una misión de la Liga Árabe para buscar una salida a la crisis, tras nueve meses de protestas contra el régimen de Bashar al Asad.
Por otra parte, la represión de las protestas dejó nuevas víctimas este viernes, con al menos seis civiles muertos y siete heridos durante manifestaciones en Homs, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
“Hay más de 30 muertos y más de 100 heridos en los dos atentados de hoy”, indicó el viceministro sirio de Relaciones Exteriores, Faysal Meqdad, en el lugar de uno de los ataques.
Meqdad atribuyó los atentados a la red islamista Al Qaida y apuntó también a las potencias occidentales, que acentúan la presión para que cese la represión de las protestas.
Meqdad estaba acompañado por Samir Seif al Yazal, subsecretario general de la Liga Árabe, que desde el jueves prepara el terreno a la llegada de los observadores.
Los atentados se produjeron con pocos minutos de intervalo en el barrio de Kfar Suseh, contra el complejo de la Seguridad del Estado y frente a un edificio de los servicios de seguridad militar.
La televisión mostró imágenes de suma crudeza, de evacuación de cadáveres calcinados o mutilados, con la calzada llena de sangre y de escombros y un cráter largo y profundo dejado por la detonación.
La delegación árabe se propone buscar una solución a la crisis que amenaza al régimen de Bashar al Asad, tras nueve meses de protestas violentamente reprimidas con saldo de por lo menos 5.000 muertos, según datos de la ONU.
Estos atentados son los primeros de semejante magnitud desde la década de 1980, cuando el entonces presidente Hafez al Asad, padre del actual mandatario, enfrentó un levantamiento armado de los Hermanos Musulmanes, grupo ilegalizado desde entonces.