Las autoridades rusas multiplican las iniciativas para controlar internet, espacio de libertad de expresión y poderoso instrumento de movilización de la oposición, en un momento en que el régimen de Vladimir Putin se enfrenta a una contestación sin precedentes.
El secretario del Consejo de Seguridad, Nikolai Patruchev, estimó en una entrevista este miércoles que Rusia debía “reglamentar de forma razonable” internet para garantizar su seguridad.
Citó por ejemplo a Estados Unidos, donde los servicios secretos pueden acceder a datos personales a espaldas de los usuarios para evitar ataques terroristas, así como China, donde las redes de socialización Facebook y Twitter están censuradas desde los disturbios que en 2009 golpearon la región de mayoría musulmana de Xinjiang.
Una ONG, “la liga de internet segura”, que incluye en su consejo patrocinador al ministro de Comunicaciones y a un representante de los servicios de seguridad, presentó por su parte este miércoles una propuesta de ley que obliga a los operadores a bloquear las páginas web que incluyan contenido ilegal como la pornografía con niños y “materiales extremistas”.
El general Alexei Mochkov, del departamento del ministerio del Interior encargado de vigilar las comunicaciones, propuso la semana pasada que los usuarios de la web renuncien al anonimato, y considera que las redes sociales son “potencialmente peligrosas para la sociedad”.
Estas iniciativas preocupan a los defensores de los derechos humanos, blogueros y profesionales del sector que ven en ellas un intento de censurar internet dentro de un panorama político en el que el Estado controla las televisiones.
“Es muy importante que tales propuestas se hagan públicas tras las manifestaciones masivas en Moscú y en la víspera de una nueva concentración” prevista el 24 de diciembre, en la que la oposición cuenta reunir a unas 50.000 personas, declaró el jefe de la ONG de derechos humanos Lev Ponomarev.
Según él, los “intentos de apretar las clavijas provocarán una tensión suplementaria en la sociedad”.
El pasado sábado, la oposición reunió a entre 50.000 y 80.000 personas en Moscú para denunciar los fraudes masivos en las legislativas del 4 de diciembre y reclamar la partida del hombre fuerte del país, el primer ministro Vladimir Putin, en el poder desde el 2000 y candidato a las presidenciales de 2012.
La movilización se lleva a cabo sobre todo a través de las redes sociales.
“El poder atenta contra nuestra libertad individual. Es una vuelta a la URSS. Nuestros medios de comunicación están censurados. ¡Que no toquen internet! ¿Quién va a determinar lo que es extremista?”, declaró a la AFP el célebre bloguero Alexandre Pliuchtchev.
Irina Levova, analista de la asociación rusa de comunicaciones electrónicas, estimó que el proyecto de ley que prevé bloquear páginas web “extremistas” era “contrario a la Constitución, la cual prohíbe la censura”.
“Si la sociedad estuviera satisfecha con la política, los comentarios en internet serían positivos. Las redes sociales no tienen nada que ver con esto”, dijo.
El 4 de diciembre, día de las legislativas, varios ciberataques impidieron el acceso a los sitios internet de la ONG rusa Golos, que se dedicó a denunciar los fraudes y presiones apoyándose en una red de corresponsales en Rusia y en testimonios de internautas. Lo mismo pasó con varios medios de comunicación.
Golos acusó a los servicios secretos rusos de estar detrás de estos ciberataques.