No llegó ninguno de los tres mejores del mundo a la parte final del Master de Caballeros que se disputa en Londres.

Novak Djokovic, Rafael Nadal y Andy Murray (abandonó tras perder el primer partido con David Ferrer) se quedaron ad portas de disputar al menos las semifinales en las que cómodamente se ubicó el suizo Roger Federer.

Una señal. Un aviso. Algo no ha funcionado en el esquema de la ATP en relación con su calendario y con las obligaciones que los jugadores deben respetar en cuanto a un mínimo de participaciones en los torneos (22 campeonatos de base), la Copa Davis y actuaciones en diferentes eventos que los contratos publicitarios marcan para cada uno.

Si el torneo de Maestros, el que reúne a los mejores 8 del año, no goza con la presencia de al menos el mejor (Djokovic) o del segundo de la temporada (Rafa Nadal) más la tercera figura del ránking, es porque éstos llegan, literalmente, “ destrozados” físicamente.

Rafael Nadal especialmente y Roger Federer, un poco más atrás, son los que han reclamado por un cambio profundo en las programaciones anuales, haciendo hincapié especialmente en la cercanía de los torneos del Gran Slam con las distintas etapas de la Copa Davis.

Pero no se han quedado en ello. También reclaman por la ubicación del mismo Master de Caballeros al final de la temporada. Porque en definitiva, los mismos que durante el año hacen el gran esfuerzo para ganar los mejores torneos, los que llegan a las finales de los certámenes del Gran Slam y los Master 1000, a fines de la temporada deben rendir una última materia, muy bien remunerada por cierto (más de 5.500.000 dólares en premios) pero que a esta altura del año (y de sus carreras) no los afecta si no se llevan el premio mayor.

Novak Djokovic tuvo 10 meses extraordinarios, ganó todo lo que tenía que ganar para desbancar a Rafael Nadal del sitio más alto del ránking…pero en el mes número 11, se fundió.

Nadal, ya se sabe dueño del sacrificio y del esfuerzo, actor principal junto a Roger Federer de los mejores momentos del tenis en los últimos 7 años, está comenzando a pagar el precio por todo lo realizado fundamentalmente en las muchas horas que ha dedicado a ganar en canchas lentas. Y Murray, quien aún debe rendir la última prueba (ganar un torneo grande) en esta carrera, apenas supera los esfuerzos.

Federer, se sabe, es dueño de un físico privilegiado y de un talento inconmensurable. La excepción que confirma la regla.

¿Cuál es la solución para que un torneo del nivel que tiene a Londres como sede disfrute de los mejores entre los mejores?

Según hemos sabido y charlado con la gente del tenis internacional, cambiar la fecha para una semana después del US Open. Es decir, disputados los 4 torneos grandes y 7 de los 9 Master 1000. Para ello habría que recalendarizar la parte final del año fundamentalmente los Master 1000 de París y Shangai.

De esta forma los tenistas “estrella” del circuito podrían definir si siguen jugando un mes más (los torneos bajo techo en Europa de octubre por ejemplo) o le dejan espacio a los que se ubican más atrás y que desean subir en el ránking jugando más torneos.

Una idea que ha comenzado a rondar por las mentes más lúcidas del tenis internacional las que se tendrán que abrir para escuchar a los principales actores de esta obra: los jugadores.