El Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, anunció el 9 de julio de 2010 la creación de un nuevo sistema para disminuir la volatilidad del precio de los combustibles, el SIPCO, que funcionaría en forma transitoria, por seis meses, hasta la instauración del sistema definitivo.

El actual sistema, que vino a reemplazar el anterior FEPCo, nació como consecuencia del alza en el precio del petróleo y sus derivados tras el paso de los huracanes Katrina y Rita, que asolaron el Golfo de México y dejaron con graves problemas de operación a varias plataformas petroleras y refinerías de la zona.

Mientras tanto, el Sipco transformó el impuesto específico a los combustibles en un nuevo impuesto específico flexible, que será menor al fijado actualmente, cuando el precio supere el techo de la nueva banda (12.5%) y mayor al impuesto fijo actual cuando el precio baje del piso de la banda.

En otras palabras, el actual ancho de la “banda” de los precios del crudo es de 12,5% hacia arriba y abajo del centro de precios. Este ancho es similar al Fepco anterior, que tenía un ancho de banda de 10,5%, según constató el Diario La Segunda.

Cabe destacar que los indicadores que inciden para que el sistema actúe, no se han salido de los parámetros establecidos (12.5%) desde hace 3 meses, por lo que los fondos del SIPCO no han sido ocupados desde junio de este año.

Entonces, los sistemas implementados hasta ahora pretenden arreglar las fluctuaciones del precio del barril, pero en ningún caso controla las variaciones que ha tenido el dólar en el último tiempo.

Por otra parte, Econsult cree, según un informe, que “para efectos del consumidor el SIPCO es un sistema muy similar al FEPCo, pero con algo más de volatilidad”.