El parlamento griego adoptó el martes en forma urgente un nuevo tributo inmobiliario para reducir el déficit público y respetar los objetivos presupuestarios del país, que atraviesa una grave crisis debido a la deuda.

El tributo, que forma parte de las medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, provocó una ola de protestas en Grecia, donde más del 70% de los habitantes son propietarios.

El nuevo impuesto, aprobado al cabo de un voto nominativo, con 155 votos sobre 297, obtuvo solamente el apoyo de la mayoría socialista.

Todos los partidos de oposición votaron en contra.