El gobierno uruguayo negocia con su par brasileño para quedar excluido del aumento de 30% decretado por Brasil la semana pasada en el impuesto que aplica a los vehículos importados, dijo el martes a la AFP el director de Industria uruguayo, Sebastián Torres.

“Hemos tenido contactos con el Ministerio de Industria y se está gestionando un contacto entre los ministros para especificar bien cuál es el alcance del nuevo decreto de Brasil y estar seguros de que Uruguay no se vea afectado por la medida”, indicó Torres.

“La idea sería lograr que los vehículos uruguayos no tuvieran que pagar ese 30% al ingreso a Brasil, que continuáramos en el marco del acuerdo de complementación que tenemos con ellos”, explicó el jerarca, indicando que “son cuatro empresas básicamente las que producen y venden a Brasil”.

Las exportaciones del sector automotor en Uruguay se han más que duplicado desde 2005 a 2010, según el instituto Uruguay XXI, que reseña que en el país hay más de 40 empresas en el sector.

Hasta ahora, Uruguay ha contado con varios regímenes de origen para exportar con arancel cero a Argentina y Brasil, sus socios en el Mercosur (integrado además por Paraguay).

En 2010, las exportaciones de vehículos ascendieron a 331 millones de dólares y las de autopartes a 228 millones de dólares, según Uruguay XXI.

Torres indicó que este tipo de medidas proteccionistas, como la aplicada por Brasil, responde a que las tasas de recuperación económica en el mundo no han sido las esperadas.

“Cuando se ingresa a un periodo de crisis, los países tienden a adoptar medidas de este tipo. Lo importante es definir que en este tipo de medidas no queden los países del Mercosur comprendidos y no haya ninguno afectado o discriminado”, enfatizó.

Añadió que Uruguay, como pequeño país y abierto al resto del mundo, está trabajando en políticas de productividad y competitividad, principalmente en los sectores automotor, farmacéutico, forestal-madera, naval y de la vestimenta.

Las nuevas condiciones impuestas por Brasil se suman a la aplicación por parte de Argentina de un nuevo régimen de licencias no automáticas de importación que ha generado quejas por parte de los exportadores uruguayos.