¿Siempre estás encontrándote defectos físicos nuevos? ¿Sientes temor a no ser “perfecto”? ¿Te cuesta mucho sentirte conforme con tu apariencia?, si es así puede que sufras el síndrome de distorsión de la imagen, también conocido como dismorfobia.

Según explica revista Muy Interesante, es una enfermedad que se caracteriza por producir un miedo irrefrenable a tener defectos físicos y una constante falta de aceptación de la imagen.

Si bien algunas veces las personas con este padecimiento identifican imperfecciones reales, tienden a magníficarlas y verlas más graves de lo que son, aunque se trate de alteraciones que pasan desapercibidas.

Y también, en otras ocasiones imaginan defectos que en realidad no existen.

Quienes viven con este mal se obsesionan con sus “fallas”, y en la mayoría de los casos se ve afectada la manera en que se relacionan con los demás y por supuesto, el estado de ánimo.

De hecho, de acuerdo al portal Med Estética, la depresión es común en los dismorfóbicos y muchas veces requiere de tratamientos psicológicos y psiquiátricos.

Esta “hipocondría de la belleza”, como la llaman algunos expertos, afecta a entre un 1 y 2% de la población y las preocupaciones más frecuentes de quienes la sufren son el tamaño o la forma de su nariz, la estatura, el peso, estrías o celulitis, manchas o cicatrices, e imperfecciones en el rostro, entre otras cosas.

Además, recurren a médicos, cirujanos o dermatólogos constatemente para que les ayuden a solucionar sus supuestos problemas.