La economía española debería seguir en 2011 una “recuperación lenta”, aunque todavía quedan “incertidumbres”, especialmente en lo referente al objetivo de reducción del déficit, y el gobierno debería mantener su esfuerzo reformador, afirmó este miércoles el Banco de España.

“Las perspectivas para 2011 dibujan un horizonte de recuperación lenta que no está exento de notables incertidumbres”, afirmó el banco central español en su informe anual.

Según el mismo, esta reactivación es “muy dependiente de la capacidad para aprovechar el empuje del resto del mundo (…) que permite que la demanda exterior proporcione el soporte que necesita el despegue de la actividad y el empleo”, en un país con una tasa récord de paro dentro de la OCDE (21,29%).

Por su parte, “la reanimación de la demanda interna se encuentra condicionada por el nivel de endeudamiento del sector privado”, lo que supone que este “escenario está sujeto a una gran incertidumbre y posibles riesgos de desviación a la baja, asociados a las tensiones en los mercados financieros”.

España, que está sufriendo las consecuencias de la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria, está volviendo muy poco a poco al camino de la recuperación: tras una fuerte disminución del 3,7% de su PIB en 2009, se estancó en 2010 (-0,1%). En el primer trimestre, ha crecido un 0,3%, impulsada sólo por las exportaciones, mientras el consumo nacional sigue siendo bajo.

Para 2011 y 2012, “existen algunos riesgos de desviación al alza respecto a los objetivos de déficit”, si la reactivación es más débil de lo previsto. No obstante, estos objetivos son considerados prioritarios por el gobierno, que prevé un déficit del 6% del PIB en 2011 y del 3% en 2013, tras cerca del 9,24% en 2010.

“En esta tesitura, la respuesta de la política económica es decisiva y el papel de las reformas estructurales es central para culminar la corrección de los desequilibrios”, consideró el Banco de España, antes de afirmar que “del grado de exigencia con que estas se planteen dependerá la trayectoria futura de la economía española”.

El organismo recordó las reformas llevadas a cabo en 2010 “en el ámbito de la reestructuración y recapitalización del sistema financiero, en el plano de la consolidación fiscal y en el terreno de las reformas estructurales”.

“La actitud reformista debe perseverar y se ha de seguir avanzando en estas tres líneas de actuación”, concluyó el Banco de España.