Un campesino identificado como Marcos fue asesinado a tiros en una emboscada en el estado amazónico de Pará, uno de los más violentos de Brasil por los conflictos agrarios, lo que elevó a cinco los asesinatos en diez días en la Amazonia, informaron las autoridades el viernes.

Marcos, a quien le cortaron una oreja, fue muerto a tiros, igual que le ocurrió al defensor de la Amazonia José Claudio Ribeiro, asesinado junto a su esposa en una emboscada el 24 de mayo.

Ribeiro y su esposa habían denunciado la deforestación ilegal.

La acción de cortar la oreja a las víctimas fue atribuida a la prueba de muerte que los pistoleros llevan a quienes ordenan el asesinato, señalan los campesinos de la región.

Marcos fue asesinado en las proximidades de El Dorado dos Carajas, localidad donde en 1996 ocurrió una masacre a manos de la policía, que acabó con la vida de 19 campesinos.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, anunció el jueves una operación militar de urgencia, bautizada de “en defensa de la vida” en esa región aislada donde quienes ordenan estos asesinatos, a veces atribuidos a grandes propietarios rurales o madereros, se benefician de una impunidad total.

El jefe de la policía de Marabá (Sur de Pará), Alberto Teixeira, declaró a la prensa que el asesinato de Marcos no está vinculado al conflicto por las tierras, pero la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), vinculada a la Iglesia católica, estimó “precipitado” descartar ese motivo.

Esa comisión Pastoral divulgó una lista de 125 campesinos amenazados de muerte en la Amazonia por haber denunciado la deforestación, pero el gobierno reconoció el martes que no tiene los medios para protegerlos a todos. El gremio de los abogados del país pidió garantías de la seguridad para esas personas.

Los cinco asesinatos en diez días coinciden con un aumento de la deforestación amazónica en los últimos meses y la aprobación en la Cámara de Diputados de una reforma de la ley de bosques que flexibiliza la protección a la selva ante el avance agrícola.

Amnistía Internacional pidió el jueves a las autoridades brasileñas que garanticen el fin de los asesinatos y de la impunidad de los asesinos.