Miles de personas se unieron a una protesta que durante 15 días ha mantenido cerrada la frontera entre Perú y Bolivia para impedir la instalación de una minera canadiense, en una situación de alta tensión tras el anuncio la víspera de que el Ejército se desplegará para controlar la situación.

Tras 15 días de cierre de la carretera que une a Bolivia con Perú, al borde del lago Titicaca, a más de 3.800 metros de altura, la protesta llegó a Puno, capital de la región del mismo nombre, donde más de 10.000 personas llegaron desde poblaciones vecinas, según señaló la defensora regional del pueblo, Luz Herquinio.

“Hay 10.000 personas que llegaron para manifestar en la ciudad y se esperan más pobladores. Hay una situación de bastante tensión para la población con los mercados cerrados y la ciudad bloqueada”, dijo Herquinio a medios locales.

Los habitantes de esta región peruana, de mayoría aymara, protestan por el anuncio de que se instalará la minera canadiense Bear Creek para extraer plata, lo que ha generado la preocupación de que se contaminen las fuentes de agua.

El gobierno y los manifestantes dialogaron la semana pasada pero no se llegó a un acuerdo. A los gritos de “Mina no, agro sí”, los campesinos coparon vías de esta ciudad de 120.000 habitantes, centro del turismo que visita el Titicaca, donde este martes los comercios y mercados amanecieron cerrados. El lunes el gobierno anunció el envío de Fuerzas Militares para controlar la protesta y despejar la vía que une a Perú con Bolivia.

Esto acabó de tensar la situación dados los antecedentes: en junio de 2009 un conflicto similar registrado en la Amazonía peruana terminó con choques que dejaron un saldo de 24 policías y 10 nativos muertos.

En abril pasado tras una protesta que dejó tres muertos en la cercana región de Arequipa, el gobierno peruano terminó echando atrás un proyecto de la minera Southern, del Grupo México.

A pesar de eso la frontera estaba en relativa calma este martes en la tarde, comprobó un periodista de la AFP, aunque la ruta seguía bloqueada con grandes piedras, troncos y vidrios y no se permitía el paso de un país a otro ni siquiera a pie.

Walter Aduviri, líder de la protesta, dijo este martes a la AFP que “le pedimos al gobierno el cese y cancelación definitiva de todas las concesiones mineras y petroleras”.

Según Aduviri “la gente ha tomado una medida de protesta más radical. Puno está sitiada ahora, por lo tanto se está pidiendo que el gobierno solucione el problema ahora”.

“La línea de la frontera con Bolivia esta cerrada, tenemos pobladores atrincherados. No tenemos ningún tipo de diálogo, el gobierno lo ha roto, se había abierto la semana pasada un diálogo, pero éste se ha roto por parte del gobierno”, dijo.

En Lima el presidente Alan García dijo a medios locales que una comisión de alto nivel dialogará con los manifestantes aunque -señaló- la protesta “tiene un tufillo electoral clarísimo pues lo que están buscando algunas malas personas es que haya alguna víctima o muerto y, de esa manera, generar una situación electoral”.

Esto en referencia a la segunda vuelta presidencial que se realizará el próximo 5 de junio y que enfrentará a la derechista Keiko Fujimori y al izquierdista Ollanta Humala, que tiene un fuerte electorado en esa región.

El presidente justificó el envío de tropas porque “no se puede permitir que en un momento se proceda a la quemazón y al incendio de todos los edificios públicos y privados de Puno”.

Por su parte el viceministro de Minas, Fernando Gala, dijo este martes que los trabajos de exploración minera se iniciaron en la región en 1996 porque la propia población pidió que se levantara una reserva.

“Fue a raíz de esa solicitud que en 1997 la empresa minera Santa Ana inició los trabajos de exploración, con la aprobación de la misma comunidad pero repentinamente, a fines del 2010, cambió de opinión”, dijo Gala.

Santa Ana es el proyecto de la canadiense Bear Creek, que busca extraer plata durante 11 años a partir de 2012 en la provincia de Chucuito, en la región Puno.