La erupción del volcán Grimsvötn provocó el cierre del espacio aéreo de Islandia el domingo y su nube de cenizas hizo resurgir el recuerdo de otro coloso, el Eyjafjöll, que en abril de 2010 paralizó el cielo europeo dejando en tierra a millones de viajeros en el mundo.
El Grimsvötn, situado en el glaciar Vatnajökull en el sureste del país, entró en erupción el sábado. Es el volcán más activo del país, con nueve erupciones entre 1922 y 2004, cuatro de ellas desde 1996.
La erupción, que pone en contacto la lava y el hielo, provocó una inmensa columna de humo que se elevó unos 20 km.
La organización europea de seguridad aérea Eurocontrol anunció que la nube de cenizas alcanzaría el norte de Escocia el martes y podría llegar al oeste de Francia y el norte de España el jueves si las emisiones continúan con la misma intensidad.
Pero el domingo a media tarde, pese a que la erupción era “todavía bastante fuerte”, parecía “bajar rápidamente” de intensidad y la columna de humo se redujo a 10-15 km de altura, según una portavoz de los servicios meteorológicos islandeses, Bergthora Njala Gudmundsdottir.
Las erupciones del Grimsvötn son en general cortas. La precedente duró cuatro días y la anterior diez, frente a las varias semanas que duró la erupción del Eyjafjöll en 2010.
“Pero esta vez se diría que es más potente”, señaló una especialista islandesa de la meteorología para la aviación, Elin Jonasdottir, precisando que los científicos no tienen “ningún modo de prever su duración”.
Las autoridades aeroportuarias islandesas (Isavaia) decretaron el cierre del espacio aéreo del país hasta nueva orden.
Contrariamente a lo que ocurrió con la erupción del Eyjafjöll hace un año, los vientos soplan con poca fuerza y parecen dirigir la nube de ceniza al norte y al noreste, y no hacia Europa, según la portavoz de Isavia, Hjordis Gudmundsdottir.
Sólo los vuelos con procedencia o destino a Islandia fueron anulados el domingo, pero un cierre del espacio aéreo islandés tiene repercusiones en el tráfico mundial ya que está situado en rutas transatlánticas.
En abril de 2010, la erupción del volcán islandés Eyjafjöll había provocado un caos mundial, obligando al mayor cierre del espacio aéreo europeo en tiempos de paz, con más de 100.000 vuelos anulados y ocho millones de viajeros bloqueados a lo largo de un mes.
Las autoridades aeronáuticas temían que el fino polvo volcánico, que los vientos transportaron a gran parte de Europa y al Atlántico, se introdujesen en los motores de los aviones y provocasen averías.
Los expertos del Instituto Meteorológico consideran sin embargo que la erupción del Grimsvötn, pese a ser de mayor intensidad, no debería tener las mismas consecuencias.
“No creo que tendrá el mismo efecto que el Eyjafjöll, porque la ceniza no es tan fina”, declaró a la AFP el geofísico Gunnar Gudmundsson.
“La erupción es fuerte, pero la ceniza está compuesta por basalto, lo que la hace más rugosa y cae mucho más rápido al suelo”, explicó este experto.
Los pueblos situados en los alrededores del volcán en erupción fueron cubiertos rápidamente con la ceniza del volcán que llegó incluso hasta la capital, Reikiavik, a 400 km al oeste.
“Simplemente hay una oscuridad fuera que hace difícil creer que veremos el día”, declaró a la AFP Bjorgvin Hardarsson, un agricultor de Kirkjubaejarklaustur no lejos del volcán.