La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, anunció este sábado la renuncia del embajador de Washington en México, después de que el presidente mexicano Felipe Calderón dijo que los cables diplomáticos del embajador habían dañado las relaciones bilaterales.

El embajador Carlos Pascual “transmitió su decisión de volver a Washington basada en su deseo personal de asegurar la estrecha relación entre nuestros dos países y para evitar temas planteados por el presidente Calderón que podrían desviar la atención de asuntos importantes para avanzar en nuestros intereses bilaterales”, dijo Clinton en un comunicado.

Agregó que Pascual “ha sido un arquitecto y defensor de la relación entre México y Estados Unidos, promoviendo efectivamente las políticas de Estados Unidos” y colaborando con sus contrapartes mexicanas en “construir una nueva estrategia en la frontera para promover el comercio y al mismo tiempo detener los flujos ilícitos” de armas y drogas.

Clinton también señaló que Pascual “trabajó con el gobierno mexicano para integrar los derechos humanos en nuestras respectivas políticas y compromisos”, y “trabajó en conjunto para ampliar los contactos humanos y culturales” que sustentan la amistad de Estados Unidos y México.

“Es con mucha renuencia que el presidente (Barack) Obama y yo hemos accedido a la solicitud de Carlos”, agregó la secretaria de Estado.

Durante su visita a Washington a comienzos de marzo, Calderón dijo que las filtraciones de cables diplomáticos estadounidenses por parte de Wikileaks causaron un “serio daño” a la relación entre Estados Unidos y México.

Consultado sobre si había perdido su confianza en el embajador estadounidense en México, Calderón respondió: “Es difícil construirla (la confianza) y es fácil perderla”.

Los cables diplomáticos presentaban a la jefatura militar mexicana como poco preparada cuando el presidente Calderón decidió desplegar a miles de soldados para hacer frente al narcotráfico en diciembre de 2006.

Uno de los cables reproduce declaraciones del embajador Pascual criticando el hecho de que la Marina podía haber capturado a un narcotraficante gracias a información estadounidense que el Ejército mexicano descartó.

Esas afirmaciones contrastan con la insistencia de Calderón en que México está ganando terreno en la lucha contra los cárteles del narcotráfico.

Calderón se ha jugado su presidencia en una ofensiva militar de alto perfil contra los cárteles de la droga, involucrando a cerca de 50.000 efectivos, a quienes lanzó a las calles a poco de asumir el gobierno.

Más de 34.600 personas han muerto en hechos de violencia relacionados con las drogas desde el comienzo de los operativos.

Los socios comerciales comparten una frontera de 3.200 km y tienen fuertes vínculos económicos y demográficos, siendo México la mayor fuente de inmigrantes a Estados Unidos.

“Previo a regresar para asumir sus nuevas responsabilidades en el Departamento de Estado”, dijo Clinton, Pascual se quedará en México “para ayudarnos a organizar una transición ordenada”.