Luego de que el edificio del canal CTV colapsara tras el terremoto del martes en Christchurch, Nueva Zelanda, los rescatistas se han lanzado en una desesperada carrera contra el tiempo en la búsqueda de supervivientes, entre las cerca de 120 personas que -se estima- quedaron bajo las toneladas de escombros.

En medio de la tragedia, pocos casos parecen tan dramáticos como el de Louise Amantillo, una joven filipina de 23 años que se encontraba en una escuela de idiomas bajo la estructura al momento de derrumbarse, y quien figura entre la docena de estudiantes extranjeros desaparecidos.

Louise Amantillo

Louise Amantillo

Su suerte sin embargo quedó clara pocos momentos después para su familia, cuando su madre, Linda Amantillo, recibió en su hogar de Flipinas un mensaje de texto que decía “Mamá, estoy sepultada”.

Cerca de 40 minutos después, su celular recibió otro mensaje: “Mamá, no puedo mover mi mano derecha”. Poco después, Linda recibió una tan angustiante como breve llamada telefónica de su hija pidiendo auxilio.

“Su voz era temblorosa, como si estuviera profundamente asustada. Sé que estaba sufriendo”, se lamentó la mujer en declaraciones a la agencia AP recogidas por el portal MSNBC.

Durante la siguiente hora, la joven envió 6 nuevos mensajes donde describía dolores cada vez más agudos, sacudidas continuas y una polvareda difícil de soportar. El último de sus mensajes era estremecedor: “Por favor que sea rápido”.

Y pese a que Linda aún mantiene la esperanza de que tras 3 días bajo los escombros su hija aún se mantenga con vida, los rescatistas han afirmado tener la certeza de que es virtualmente imposible que haya sobrevivientes entre las ruinas del edificio.

Sin embargo la entereza de los supervivientes de la tragedia también puede transformarse en un mensaje de tenacidad. Es el caso de Emma Howard, una mujer que esperaba contraer matrimonio este viernes, cuando el edificio donde trabajaba se vino abajo, dejándola atrapada entre los escombros.

Greenslade y Howard | Smh.com.au

Greenslade y Howard | Smh.com.au

Howard logró enviar un mensaje de texto a su novio, Chris Greenslade, quien tuvo que cruzar la ciudad para llegar desde el edificio de oficinas donde se encontraba.

Una vez allí comenzó a cavar y remover escombros, liberando a otras personas atrapadas y colaborando con los rescatistas que, 5 horas más tarde, encontraron a su prometida refugiada en una pequeña cavidad que quedó entre 2 pisos que colapsaron.

Pese a lo traumático de la experiencia Howard decidió que la tragedia no acabaría con sus planes, y este viernes se llevó a cabo la boda en la iglesia Cristo Rey de Christchurch, donde la pareja posó brevemente para los medios locales antes de iniciar -literalmente- una nueva vida.