El primer ministro neozelandés, John Key, dijo este miércoles que quería que el Mundial de rugby, que tiene previsto desarrollar este año duelos en Christchurch, ciudad víctima el martes de un sismo de magnitud 6,3, siga contando con esa urbe del país para el evento.

“Si podemos recibir el Mundial de rugby como estaba previsto en Christchurch, me gustaría hacerlo”, afirmó Key a los a los medios de comunicación.

“Es una ciudad muy importante para Nueva Zelanda y será una demostración de que Christchurch se ha vuelto a poner de pie”, añadió, aludiendo a la segunda ciudad más importante del país.

Tras el terremoto, el primer balance de este miércoles era de 75 muertos y 300 desaparecidos, y antes de que éste se hiciera público, algunas autoridades locales del rugby mostraron reservas de cara a recibir partidos del Mundial en la ciudad.

“Ahora no parece que podamos ser capaces de ser sede”, dijo el director ejecutivo de la Federación de Rugby de Canterbury, Hamish Riach, en declaraciones a una televisión local. “Todo el mundo está bajo los efectos inmediatos de estos hechos traumáticos”, sostuvo.

Pero los responsables del evento parecen más optimistas. Según el director ejecutivo del Mundial, Martin Snedden, es demasiado pronto para analizar los efectos del sismo sobre el torneo, en el marco del cual Christchurch tiene fijado recibir siete duelos.

“Ha habido especulaciones sobre el hecho de que esta tragedia ponga el torneo en cuestión o que vayamos a reubicar los partidos en Australia. No es el caso”, apuntó Snedden. “El Mundial de 2011 tendrá lugar y todos los partidos se jugarán en Nueva Zelanda”, añadió.

El martes, el International Rugby Board, el órgano supremo de la disciplina, descartó que el Mundial neozelandés esté en peligro.

El estadio de Christchurch, con capacidad para 45.000 personas, tiene previsto acoger, entro otros, el primer partido del Mundial de rugby, el próximo 10 de septiembre.

En el terremoto del pasado mes de septiembre, de magnitud 7-0, sólo sufrió daños menores, aunque el sismo del martes, pese a ser menos intenso, generó más daños en la urbe debido a que su epicentro fue más superficial y a que se encontraba más cerca del centro de la ciudad.