El concejal Francisco Olea discrepó rotundamente de su par de Santiago, Ismael Calderón (también PS), indicando que “nuestro postulado es conjugar una difícil ecuación entre la libertad cultural y de expresión, y el respeto por los barrios, espacios públicos y propiedad de los residentes, sin estigmatizar ni judicializar a los graffiteros, quienes en su mayoría son jóvenes”.

Imagen: Xbauerx (SXC)

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El edil señalo que “los graffiteros son en su mayoría jóvenes, artistas y agrupaciones que expresan legítimamente su mirada de la sociedad, la ciudad y la cultura. El graffiti es una opinión social y urbana, cuya comunicación visual puede generar efectivamente un daño. Sin embargo, parece una insensatez involucrar recursos públicos, PDI y Tribunales, sin antes definir con precisión el foco de la problemática y una solución coherente”.

Recordó que existen entre los más conocidos 3 géneros: el “Art Graffiti”, extraído de la música de las calles americana hip-hop de los 70s y 80s; el “Slogans”, también llamado “graffiti público; y la “Latrinalia” o “graffiti privado”, que es el graffiti hecho en los baños.

“Sin lugar a dudas estos pueden generar molestias, pero resultan marginales al lado del impacto que generan algunas inmobiliarias o plantas contaminantes en las regiones de Valparaíso y Metropolitana de Santiago, por citar algunos ejemplos”, sentenció el edil.

Finalmente, el concejal Olea dijo que “debemos pensar y proponer políticas culturales integradoras, y no de cortes victorianas ni castigadoras. Discrepo al igual que muchas personas, de acciones que terminan reprimiendo la libertad de opinión, el arte y la cultura en las ciudades. Llamo a una propuesta sensata, coherente y moderna, para enfrentar esta problemática urbana y que involucra directamente a cientos de jóvenes.”