La victoria de los republicanos en las elecciones legislativas del martes hace muy improbable la aprobación de un plan nacional de lucha contra el calentamiento climático en Estados Unidos, aún cuando el presidente Barack Obama confía en lograr un entendimiento.

Los líderes del Partido Republicano, que reconquistó la mayoría en la Cámara de Representantes y aumentó su influencia en el Senado, se opusieron enérgicamente el año pasado a una ley para imponer restricciones a las emisiones de gas de efecto invernadero, considerados responsables del calentamiento global.

No obstante, los ecologistas obtuvieron un premio consuelo el martes, cuando los electores de California (oeste) se negaron en las urnas a congelar una ambiciosa iniciativa en ese estado para reducir las emisiones.

Durante una conferencia de prensa, Obama, en un tono un poco sombrío, admitió el miércoles que aún era probable avanzar en una ley conocida como “cap-and-trade”, un sistema de cesión de derechos de emisión de CO2.

La normativa “era un medio para lograr nuestros fines, pero no es el único. Era un medio, no un fin en sí mismo”, recalcó el presidente. “Voy a buscar otras maneras de resolver el problema”, enfatizó.

La ley fue aprobada el año pasado en la Cámara de Representantes, pero no en el Senado. Antes de la fracasada cumbre de Copenhague sobre calentamiento global, el gobierno de Obama había advertido que si el Congreso no actuaba, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) podía entrar a regular las emisiones.

Obama se mostró evasivo sobre el tema el miércoles, diciendo únicamente que las autoridades federales se asegurarían de que el asunto fuera tratado.

El presidente vislumbró una posible cooperación entre demócratas y republicanos, favorables ambos a una mayor independencia energética de Estados Unidos con respecto de otros países.

“Esta es la oportunidad para que los demócratas y los republicanos se unan a pensar en un camino para avanzar, ya sea sobre el gas natural, la eficiencia energética o la construcción de vehículos eléctricos en el país”, dijo Obama.

Sin embargo, los puestos claves en el Congreso podrían caer en manos de los opositores a su política ambiental.

Uno de los candidatos a presidir la Comisión de Comercio y Energía en la Cámara, Joe Barton, causó controversia en junio cuando ofreció disculpas a la petrolera BP por “la extorsión” de 20.000 millones de dólares que, según él, le pidió la Casa Blanca para cubrir gastos por el derrame del Golfo de México.

A su vez Darrell Issa, representante de California y ferviente opositor a la ley sobre el clima, podría llegar a integrar la comisión de fiscalización de la Cámara, encargada de investigar las acciones del gobierno.

Los grupos de defensa del medio ambiente reconocieron que perdieron aliados en el Congreso, pero minimizaron el impacto de las elecciones, señalando que los comicios reflejaron el descontento de la población con la economía, pero no con la ley sobre el clima.

Una encuesta a los electores citada por los ecologistas, mostró que sólo el 7% que votó por los republicanos citaron la ley “cap-and-trade” como uno de los criterios para su voto.