El Reino Unido abrió este lunes con un minuto de silencio la largamente esperada investigación judicial sobre las muertes de 52 personas en los atentados del 7 de julio de 2005 contra el transporte público de Londres.

La investigación, que se lleva a cabo en un tribunal del centro de la capital, examinará si hubo fallos en la actuación de la policía y de los servicios de inteligencia antes y después de los ataques suicidas coordinados en tres metros y un autobús público, que dejaron también 700 heridos.

Las audiencias, destinadas a determinar las circustancias de las muertes, permitirán presentar los testimonios de cerca de medio millar de supervivientes y filmaciones de vídeo inéditas.

La juez encargada de la investigación, Heather Hallett, advirtió el lunes acerca de la naturaleza potencialmente “angustiosa” de este marterial.

En su primera declaración, el abogado independiente Hugo Keith recordó que las bombas “mataron o mutilaron indiscriminadamente a pasajeros que simplemente iban a cumplir con sus actividades diarias”.

“Algunas preguntas tal vez no serán respondidas del todo nunca, y otras no entrarán dentro del ámbito de las investigaciones”, señaló pero se mostró confiado en que puedan dar “conclusiones significativas sobre las causas directas e indirectas de las muertes, así como de las responsabilidades y de las lecciones que se pueden aprender”.

Supervivientes y familiares de víctimas quieren saber entre otras cosas por qué los servicios de seguridad no actuaron para detener al líder de los kamikazes, Mohammad Sidique Khan, pese a haberlo tenido bajo vigilancia.

“Quiero que las investigaciones miren si se cometieron errores o si el sistema era imperfecto”, declaró Ros Morley, cuyo esposo Colin, 52, falleció en uno de los metros.

“Víctimas inocentes en el Reino Unido y el resto del mundo tienen que saber que están protegidos ahora y el futuro”, agregó.

Documentos revelaron nuevos detalles antes de la apertura de la investigación, como por ejemplo que la policía descubrió que tenían huellas dactilares de Khan en sus archivos desde 1986, o que 17 víctimas no murieron en el acto, y una de ellas sobrevivió incluso 40 minutos después de los ataques.

Los servicios de inteligencia interior, el MI5, pidieron que no se aborden temas que requerirían revelar archivos secretos que podrían amenazar la seguridad nacional.

Las conclusiones de la investigación se conocerán a partir de la próxima primavera boreal.