La frase es tan usada que es parte del inconsciente colectivo del fanático del fútbol que asume que tras un receso, un gran evento o incluso un cataclismo, vuelve nuestro tan aporreado y sufrido torneo local.

Y bueno, acá estamos, insertos en “lo nuestro”, un campeonato que en pocos días ya tiene un partido programado para el jueves 22, pero sin estadio a 48 horas de su realización. Claro, porque la U debería jugar en el Estadio Nacional pero no se puede, en Santa Laura tampoco, Viña parece que no lo autorizan y Coquimbo está en duda. Resumen, como buenos chilenos tenemos las ganas de hacer algo, pero nos quedamos en eso, las ganas.

Y es Universidad de Chile el denominador común en muchas de estas características tan propias de nuestro fútbol, porque es por decirlo menos gracioso, que sólo el lunes muchos se enteraron que si hay igualdad de puntaje entre albos y azules al término de la Primera Rueda (porque ojo, no se olviden que ya no hay apertura), se deberá jugar un partido de definición y que el que pierde ese partido debe jugar otro desempate con Municipal Iquique para ver quien es el Chile 3 de la Copa Sudamericana.

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El tema es que no hay fechas y de ser los azules los involucrados en ambos partidos, no tendrían días para jugar antes de la Copa Libertadores y del inicio de la Segunda Rueda del campeonato, que para colmo de males, los azules la empiezan en El Salvador.

Lo nuestro es tan propio de los chilenos, que aún no sabemos que pasa con Bielsa, porque la ANFP pide que no se especule, pero son los que menos informan de lo que pasa entre sus paredes, y peor aún, son muchos de sus propios funcionarios los que filtran lo que pasa dentro. Que se queda por un año, que renueva por 5, que se va Berizzo, que se queda Berizzo, que llega Tojo, que llega Darío Franco, que se queda con la sub 20, que su continuidad está amarrada a que siga Mayne-Nicholls, algo así como si no está él viene el caos, en fin, acá estamos sin nada claro aún.

Lo nuestro es que el fútbol chileno tenga un club como Rangers, que no sólo pasa por un pésimo momento deportivo, sino que para colmo de los males nadie lo quiere, el equipo tiene una deuda tan grande que nadie desea asumirla y por lo mismo, el próximo 29 de julio saldrá a remate por tercera vez. Un equipo donde hubo sueldos impagos y una situación interna que no se puede llamar “profesional”.

En ese elenco, un paraguayo expulsado varias veces en el año de apellido Pedrozo, protagonizó un escandaloso hecho de violencia que dio la vuelta al mundo y que lo tiene como protagonista internacional, de un fútbol subdesarrollado en su competencia y que quiere ser desarrollado en su selección, porque al final el tema de fondo es ése, la Selección no es el fútbol chileno. La danza de millones que gira alrededor de la Roja no es el fútbol chileno, la efervescencia popular del paseo Ahumada y las diferentes ciudades del país, tampoco se vive en nuestras canchas.

Nuestro fútbol se convierte cada vez más en un espectáculo televisivo, lo malo es que esa imagen generalmente ofrece canchas vacías y poco ambiente .Los medios invierten y gastan en tecnología, pero el fútbol no lo hace en seguridad y comodidad para sus hinchas, que a menudo pagan caro por un espectáculo sólo regular, lo que termina por cambiar las prioridades familiares por el cine o un paseo al mall. Además, conviene mucho más la mensualidad del cable, en la comodidad del hogar, que arriesgarse a ir a la cancha.

Se agradece los escenarios del Bicentenario, la inversión en Santa Laura y el Monumental, pero hay estadios que dejan mucho que desear en Primera y ni hablar de varios de la serie B. Este gobierno no quiere invertir en infraestructura deportiva, pero si enarbola banderas al compás de la selección, señores políticos, lo nuestro es esto, nuestra competencia y nuestra realidad, la selección es un espejismo que aparece de vez en cuando, no confundan la realidad, no nos hagan creer que el Chile de verdad es “Sanhattan” y no aquellos que aún viven en mediaguas tras el terremoto.