El presidente estadounidense, Barack Obama, inició el viernes su segunda visita a la zona afectada por la marea negra en el Golfo de México, donde la británica BP intenta sellar el pozo averiado tras varios esfuerzos en vano desde el origen del derrame, en abril.

El gobernante recorrió localidades del delta del río Misisipi, en Luisiana (sur), donde anunció su decisión de “triplicar los efectivos allí donde el petróleo alcanzó las costas o donde debería llegar en las próximas 24 horas”.

Según explicó, la medida permitirá al gobierno intensificar el esfuerzo, ya “histórico”, contra el desastre originado el 20 de abril a 80 km de la costa, tras la explosión y posterior hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon, operada por British Petroleum (BP).

En una visita a Grand Isle, Obama prometió a los residentes: “No serán abandonados (…) Los medios podrán cansarse de la historia. Pero nosotros no”.

“Sé que ustedes, los habitantes de la costa del Golfo, sufrieron demasiadas pruebas y tragedias”, dijo en referencia al huracán Katrina en 2005, que tuvo una pésima respuesta y gestión del gobierno del entonces presidente George W. Bush. “Vamos a estar con esto todos los días hasta que la fuga haya terminado, hasta que esta costa esté limpia y sus comunidades hayan recuperado la normalidad”, agregó.

En tanto, BP y los equipos que trabajan para sellar el pozo abierto en el suelo marítimo se mantienen expectantes dado que el resultado de la operación, inédita a 1.500 de profundidad, no se conocerá antes de 48 horas.

“Probablemente deberán pasar al menos 48 horas antes de que podamos tener certeza de que lo logramos”, indicó el viernes el director del grupo británico, Tony Hayward, a la cadena estadounidense ABC.

El nuevo operativo consta de dos procedimientos diferentes para frenar el crudo que sigue fluyendo en aguas estadounidenses del Golfo de México.

Se trata de bombear lodo sobre el pozo averiado, método que se complementa con otro que consiste en la inyección de residuos. Finalmente, cuando se haya logrado detener el flujo, se sella la tubería rota con cemento, explicó Hayward.

El almirante Thad Allen, ex jefe de la Guardia Costera designado para coordinar las operaciones en el Golfo, dijo a la cadena ABC que el primer método en principio parecía estar funcionando.

“Con el barro lograron empujar los hidrocarburos hacia abajo. El desafío real es poner suficiente barro en el pozo para mantener la presión a un nivel que les permita colocar un tapón de cemento” para sellarlo, explicó.

Según un panel de expertos contratado por el gobierno estadounidense, entre dos y tres millones de litros de petróleo (12.000 a 19.000 barriles) se vierten diariamente al golfo desde el 22 de abril, dos días después de la explosión que mató a once operarios de BP en la plataforma Deepwater Horizon.

En tanto, una especialista que trabajó en el desastre ambiental del barco Exxon Valdez en Alaska en 1989, acusó a BP de poner “en peligro” a quienes trabajan en la limpieza del derrame, y aseguró que “el gobierno no dice nada porque no controla lo que sucede en el terreno”.

“Cuando se trabaja en un derrame de petróleo, es altamente recomendable hacerlo con máscaras de oxígeno, monos y guantes, incluso si los dispersantes utilizados, que son solventes industriales, son capaces de disolver el plástico. BP ha sido muy irresponsable al dejar que los pescadores trabajaran sin protección”, aseguró la toxicóloga Rikki Ott, consultada por la AFP.