Más de ocho millones de armas de fuego siguen circulando en Brasil a casi siete años de entrar en vigor el Estatuto de Desarme destinado a ejercer un control riguroso del armamento, según un estudio de la organización civil Instituto Sou da Paz (Partidario de la paz) lanzado el miércoles.

El sondeo y análisis “Implementación del Estatuto de Desarme -del papel a la práctica-” fue realizado en 2008 y 2009 en 10 estados brasileños e indica que más de 1,8 millones de armas fueron destruidas por el Ejército entre 1997 y el 2008, pero más de ocho millones siguen en manos de civiles, fuerzas de seguridad, empresas de vigilancia, criminales y coleccionistas.

Según la entidad, varios estudios indican que en Brasil, país que tiene unos 195 millones de habitantes, 70% de los homicidios son cometidos con armas de fuego, y entre 2008 y 2009 fueron registradas 22.451 nuevas armas.

El Estatuto de Desarme, con 37 artículos, entró en vigor en diciembre de 2003, en el primer año de mandato del actual presidente Luiz Inacio Lula da Silva, con el fin de controlar la compra, venta, circulación y uso de armas para reducir la violencia urbana.

Según Sou da Paz, el estatuto impuso “más control” en todas esas fases, se salvaron más de 5.000 vidas en menos de tres años y hubo “regresión por primera vez en más de 13 años del gráfico de homicidios del país”.

Datos oficiales del sistema de salud indican que en 2003 la tasa de homicidios era de 28,9 por cada 100.000 habitantes y en 2007 cayó a 25,2.

En octubre de 2005 Brasil realizó un referendo sobre la prohibición de venta de armas de fuego, pero un 64% de los electores votaron contra la prohibición frente a 36% que estuvo a favor.