La tensión aumentó este viernes en Bangkok, cuando por primera vez desde que comenzaron las manifestaciones de la oposición a principios de marzo, el gobierno comenzó a reprimir a los “camisas rojas” con gases lacrimógenos y camiones lanzaguas.

Los “camisas rojas” que exigen la dimisión del primer ministro Abhisit Vejjajiva a pesar del estado de emergencia decretado hace dos días, organizaron un convoy de unas 12.000 personas hacia un centro de difusión de la televisión satelital.

Los manifestantes contaban restablecer las transmisión de la “Cadena del Pueblo” (PTV), su principal medio de comunicación, que fueron suspendidas por el poder la víspera.

El gobierno contaba así terminar con “la desinformación” y romper el vínculo entre los “camisas rojas” que manifiestan en el centro de Bangkok y su bastión, en el norte y el noreste del país.

Según una periodista de la AFP, unos 4.000 policías y militares utilizaron camiones lanzaguas y granadas lacrimógenas para rechazarlos. Imágenes en directo de la televisión mostraban a los manifestantes en el recinto del centro de difusión, cuyo edificio estaba protegido por las fuerzas del orden.

Poco después, en una escena surrealista, manifestantes y policías compartían botellas de agua y se reconfortaban unos a otros y la tensión había desaparecido.

“Mantendremos el cierre de PTV por todos los medios”, advirtió Suthep Thaugsuban, viceprimer ministro encargado de la seguridad.

Desde que se instauró el estado de emergencia el miércoles por la tarde, el gobierno y la oposición multiplican las declaraciones grandilocuentes y las amenazas, pero hasta ahora no se habían registrado enfrentamientos.

El viernes en la mañana, unos 33.000 soldados y policías suplementarios fueron desplegados en la capital y en el exterior de ella, sumando un total de más de 80.000 agentes, un número muy superior al de los manifestantes, que eran 60.000 el jueves en la noche, según la policía.

Por otra parte, la justicia emitió órdenes de detención contra 24 responsables del movimiento: siete por haber penetrado en el recinto del Parlamenta y 17 por violación del estado de emergencia y el bloqueo de un barrio turístico y comercial de Bangkok.

“No tememos esas órdenes de detención”, declaró Jatuporn Prompan, uno de los líderes de los “camisas rojas”, que es también diputado de oposición y protegido por su inmunidad parlamentaria.

“El gobierno teme que haya cristales rotos en los centros comerciales. Es por eso que aún no ha utilizado la fuerza”, agregó.

Abhisit, que debió cancelar su participación en la cumbre asiática de Hanoi, esta bajo presión de su mayoría gubernamental para que restablezca la calma cuando el movimiento protestatario dura desde hace casi un mes.

El primer ministro tailandés es consciente que todo baño de sangre sería desastroso. Toda la nación recuerda que en abril de 2009 murieron y más de 120 resultaron heridas a raíz de las manifestaciones de los “camisas rojas”.

“El gobierno está en una encrucijada, pues debe elegir entre reprimir, con el riesgo de un baño de sangre, o no hacer nada, lo que le haría perder votos de su electorado”, destacó un diplomático extranjero.

La oposición acusa a Abhisit de favorecer a las elites tradicionales de Bangkok en detrimento de las masas rurales y populares.

El jefe del gobierno, que está en el poder desde diciembre de 2008, gracias a una decisión de la justicia y del cambio de las alianzas parlamentarias, está ahora obligado a negociar elecciones anticipadas, pero no antes de fin del presente año.