Las nuevas sanciones preparadas por Occidente contra Irán se concentran en el crucial sector de las importaciones de petróleo, con la voluntad de un efecto a corto plazo sobre los ingresos del régimen, aunque con consecuencias económicas difíciles de evaluar.

Varias declaraciones estas últimas semanas de países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU van en el mismo sentido: en el caso del nuclear iraní es necesario atacar las fuentes de ingresos del régimen limitando las consecuencias sobre el pueblo.

Cerca del 80% de los ingresos en divisas de Irán provienen de sus exportaciones de petróleo.

“Estamos a favor de que se hable de sanciones petroleras en el Consejo de Seguridad. Si las sanciones no son grandes no tendrán impacto”, subrayó un alto responsable francés que no quiso revelar su identidad, sin pronunciarse de todos modos a favor de un embargo de las exportaciones iraníes de crudo.

Francia ocupa este mes la presidente rotatoria del Consejo de Seguridad de la ONU.

“Queremos salir de la lógica de las sanciones limitadas a la no proliferación. Queremos atacar las fuentes de ingresos del régimen”, confirmó un diplomático que tampoco quiso revelar su identidad.

Para el experto Thierry Coville, del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégica (IRIS) con sede en París, “un embargo sobre las exportaciones de petróleo afectaría directamente al régimen pero también al pueblo”.

“Las exportaciones de petróleo representan 60% de los ingresos presupuestarios. Un embargo complicaría la economía del país, dominada por el sector público en un 80%. Es el Estado el que redistribuye la renta petrolera a la población”, precisó.

El canciller francés, Bernard Kouchner reiteró recientemente su oposición a “sanciones que amenacen al pueblo iraní”.

Kouchner se refería a la idea de impedir a Irán -rico en petróleo pero débil en cuanto a capacidades de refinamiento- adquirir combustible, una posibilidad incluida en un proyecto de ley del Senado norteamericano.

Ciertos responsables hablaron de “compensaciones” a favor de China, gran cliente del crudo iraní, en caso de que la producción petrolera se vea afectada.

Arabia Saudita, bajo presión de Estados Unidos, podría en ese sentido aportar garantías de abastecimiento a China para incitar al gigante asiático, actor determinante con su derecho de veto en la ONU, a dar su aval para nuevas sanciones.

Pekín sigue manifestándose a favor de un enfoque diplomático para solucionar la cuestión del programa nuclear iraní. Los occidentales sospechan que Irán oculta tras sus actividades civiles la intención de dotarse del arma nuclear.

Hace unos días, el vicesecretario de Estado norteamericano para Oriente Medio, Jeffrey Feltman, reconoció que Estados Unidos pedía ayuda a los saudíes para incitar a China a aceptar nuevas sanciones.

El impacto de este tipo de sanciones en el mercado petrolero es difícil de estimar.

“Teniendo en cuenta la débil demanda actual, la oferta sobreabundante en el mercado y las reservas saudíes, cualquier baja en las exportaciones iraníes podría ser compensada por Arabia Saudita”, indica Ed Meir, especialista financiero en Londres para la compañía MF Global.

En ese sentido, y al ser consultado sobre un posible alza del crudo, este experto responde: “Los precios van a subir tras el anuncio y luego volverán a su nivel anterior”.