Junto a una de las autopistas que ingresa a Miami Beach, un llamativo campamento de una decena de carpas reúne a una comunidad de abusadores sexuales que, rechazados de los albergues para personas sin techo, resisten allí como pueden el frío polar récord en el sureste estadounidense.
Una ordenanza del condado Miami-Dade dispone que los abusadores sexuales no pueden estar a menos de 750 metros de distancia de una escuela o de cualquier lugar donde haya niños, por lo que estos ex criminales sin hogar, que ya pagaron sus condenas, se ven forzados a mantenerse lejos de la ciudad y, estos días, casi congelados.
El campamento está pobremente equipado, con carpas y generadores que se quedan sin gasolina y no logran hacer frente a un frío que el fin de semana, con mínimas de cero grado celsius y algo menos, batió récords en esta ciudad que se precia de ofrecer temperaturas de playa todo el año.
Uno de los residentes en el campamento, que se presenta como “Amado”, dice a la AFP que tiene dos frazadas para calentarse, pero comenta que estos días “cuando sopla viento del océano nadie puede soportarlo”.
En el lugar está prohibido encender fuego y los calentadores eléctricos funcionan de tanto en tanto.
“A veces hay gasolina para el generador y a aveces no”, dijo a la AFP otro de los ex abusadores sexuales, que se identifica sólo como Chuck. Lleva una gruesa camisa roja con capucha, que cubre con dos gorros de esquiar.
Chuck comenta que los refugios disponibles están en límites prohibidos para ellos por la cercanía con escuelas, y en otros directamente no los aceptan.
“La mayoría de los albergues están en zonas donde los abusadores sexuales no puedan estar”, dijo a la AFP Sam Gil, vicepresidente de Camillus House, que ofrece comida y refugio a personas de la calle.
Con la ola de frío Ártico, los refugios del sur de Florida están repletos y, como reciben a muchas familias con niños, la posibilidad de ingreso para un abusador sexual es nula.
Ofreciendo el pago del depósito para un alquiler y de las cuentas de servicios, la oficina del condado de Miami-Dade que ayuda a los sin techo logró reasentar a unos 40 ex abusadores sexuales desde que el camping junto al puente de la autopista Julia Tuttle comenzó a formarse hace unos tres años.
Esa dependencia aún tiene registrados a 34 ex convictos como residentes del campamento, aunque el número podría ser mayor, dijo su director, Ron Book.
Las miserables condiciones en que viven, frente a islas privadas donde millonarios de todo el mundo tienen sus mansiones, generaron un fuerte debate local sobre cómo tratar a los condenados por crímenes sexuales.
“Somos como refugiados en un país extranjero”, dijo Chuck.
“Supuestamente aquí todos hemos pagado el tiempo de nuestra condena. Si somos tan malos, ¿por qué no nos dejaron directamente en prisión?”, agregó en queja sobre su modo de vida.
Otro residente del campamento, que pide ser identificado como Rigoberto, armó su habitación bajo una lona llena de parches, donde almacena botellas de agua, café y sopas en lata.
“Esta ola de frío va a pasar”, dice. “El mayor frío con el que tenemos que lidiar es el que llevamos dentro. Y eso es para toda la vida”.