Los fonoaudiólogos llamaron a las personas que concurren a los gimnasios a que tomen cautela respecto al volumen alto de la música que escuchan cuando van al gimnasio, lo que puede provocar un daño progresivo e incurable en el oído interno, dejando secuelas permanentes en la audición.

Gimnasio

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Del mismo modo, y a propósito de la llegada de la temporada estival aconsejaron no sumergir el oído en piscinas con aguas contaminadas porque puede producir infecciones en el conducto auditivo externo y en la membrana timpánica, manifestándose síntomas como dolor y secreciones.

El fonoaudiólogo de los Centros Auditivos Gaes en Chile, Luis Ortega, dijo que exponerse constantemente a sonidos de más de 85 decibeles (dB) puede tener consecuencias en la salud auditiva de los deportistas.

“No es recomendable hacer deportes y escuchar música a un volumen muy alto. Si la actividad física se extiende por más de dos horas al día, el daño podría ser aún más fuerte”, afirmó Ortega.

Al parecer, la música con volumen alto produce una gran motivación física, fenómeno que se da con más frecuencia en las clases grupales donde se practica aeróbica, kick boxing, spinning, body pump y otras tantas disciplinas.

Allí, los participantes están encerrados en una sala con música que a menudo superan los 97 (dB), lo que puede causar un daño permanente en los oídos, según los expertos.

A su vez, el jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, doctor Carlos Celedón, expresó que “es recomendable bajar el volumen de la música y medir en los gimnasios el nivel de decibeles que hay al momento de practicar deporte, con el fin de evitar que se sobrepase el límite de 85 (db)”.