El primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, está en el centro de un escándalo de financiación política por la transferencia ilegal de importantes sumas de dinero a un fondo de apoyo a sus actividades.
La prensa japonesa alimenta desde hace varias semanas este escándalo, que está teniendo repercusiones negativas en la imagen del popular jefe del Gobierno de centro-izquierda nombrado a mediados de septiembre.
Según las últimas revelaciones publicadas el miércoles, la madre de Hatoyama habría pagado decenas de millones de yenes al fondo de apoyo a su hijo durante varios años.
La ley japonesa prohíbe a un donante individual pagar más de 1,5 millones de yenes (unos 17.000 dólares) por año para financiar actividades políticas.
Yasuko Hatoyama, la madre del primer ministro, es la hija mayor del fundador de la marca de neumáticos Bridgestone, Shojiro Ishibashi. La fortuna de los Hatoyama es inmensa y esta familia, de la que surgieron varios importantes políticos japoneses, es comparada a menudo con los Kennedy.
Según la prensa, un ex asistente de Yukio Hatoyama debería ser próximamente inculpado por haber falsificado el origen de los fondos.
“Todo está en manos del fiscal”, se limitó a declarar el martes el primer ministro.
Varios sondeos publicados en noviembre mostraron una ligera pérdida de popularidad de Hatoyama, que pasó del 70% en octubre a un 62% en la actualidad.