Legisladores demócratas y republicanos sostuvieron este jueves un encendido debate sobre la posibilidad de levantar las restricciones de viajes a Cuba para los estadounidenses, que han sido mantenidas casi sin interrupción desde hace poco menos de medio siglo.
La discusión durante una audiencia en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes tiene como telón de fondo un proyecto de ley que permitiría a todos los estadounidenses viajar a la isla comunista.
“Este es el único país del mundo donde a nuestra población no se le permite ir”, señaló el presidente de la comisión, el demócrata Howard Berman (California).
“Bajo cualquier perspectiva, la prohibición vigente desde hace casi 50 años simplemente no ha funcionado”, dijo Berman, al señalar que el peligro de que al permitir los viajes el régimen castrista reciba dinero por el turismo es menor que el beneficio que traerán los estadounidenses como agentes de cambio político en Cuba.
Berman dijo que no hay que esperar “concesiones” por parte de La Habana para permitir los viajes, actualmente permitidos solamente para los cubanoestadounidenses o en contadas ocasiones por motivos académicos, deportivos o culturales.
“La prohibición a los viajes no es una sanción a Cuba, es una sanción a los estadounidenses impuesta por nuestro propio gobierno”, estimó el demócrata Bill Delahunt (Massachusetts).
Los impulsores del proyecto de ley en la Cámara (435 escaños) afirman que cuentan con el respaldo de más de 200 legisladores, tanto demócratas como republicanos.
Pero la mayoría de los republicanos se oponen y afirman que la iniciativa no contará con los votos suficientes para convertirse en ley. El panorama se complica más aún, toda vez que recientemente un grupo de 53 demócratas firmaron una carta en la que se oponen a flexibilizar la sanción.
La presidenta de la Cámara, la demócrata Nancy Pelosi, reconoció este jueves que antes de dedicarse a Cuba, su partido tiene retos más apremiantes, como la creación de empleos y la reforma del sistema de salud.
La republicana de mayor rango en la comisión, Ileana Ros-Lehtinen (Florida), defendió en la audiencia las restricciones a los viajes, vigentes desde 1963, salvo de 1977 a 1982, cuando el presidente Jimmy Carter las levantó.
La legisladora cubanoestadounidense fustigó la posibilidad de “recompensar al régimen de Cuba con turismo y dinero”. Recordó que por décadas millones de turistas europeos y latinoamericanos han viajado a la isla sin que se haya producido una apertura democrática.
Durante el apasionado debate, varios testigos rindieron testimonio, desde el ex jefe antidrogas estadounidense, Barry McCaffrey, ONG que defienden el levantamiento del embargo a Cuba y representantes de los disidentes, una de las cuales, la periodista Miriam Leiva, habló desde La Habana vía teleconferencia.
El salón donde se realizó la audiencia estaba atestado de público, divididos entre los que apoyan el levantamiento de las sanciones y los opositores, que aplaudían por turnos las intervenciones.
Cuba “no es una amenaza para nuestra seguridad” y “levantar la prohibición a los viajes serviría a nuestros intereses”, indicó McCaffrey.
“La afluencia de turistas beneficiará a nuestra sociedad, con el flujo libre de ideas y la presión al gobierno para permitir los negocios privados”, dijo Leiva, de las Damas de Blanco, esposas de presos políticos cubanos.
La Habana estima que si se abre el turismo estadounidense recibiría ganancias por 1.100 millones de dólares al año.
El gobierno del presidente Barack Obama levantó las restricciones al envío de remesas y viajes de cubanoestadounidenses a la isla, pero ha señalado que para eliminar el embargo La Habana necesita abrirse democráticamente.