El robo de automóviles es un delito que a diario sufren los habitantes de la Región del Bío-Bío. Víctimas de este ilícito critican la tardanza de policías y Ministerio Público en solucionar sus casos.
María Flores dice que su furgón fue robado a su hijo cuando éste bajó a comprar cigarros en un minimarket frente a la Laguna Lo Méndez, en Concepción. Transportaba una cámara fotográfica, una videograbadora, dvd’s y equipos de amplificación, tasados en 500.000 pesos.
El auto fue usado al menos en el robo frustrado del cajero automático de Lagunillas, producido a comienzos de semana, y recuerda su angustia al ignorar el paradero de un bien que costó mucho comprar. El vehículo apareció en Palomares y por estos días es reparado en un taller mecánico, costos que el seguro pagará a medias.
En el otro caso, una mujer que pidió anonimato sufrió el robo de su Toyota Tercel PU 9830, desde el frente de su casa, en la población Esmeralda de Talcahuano.
Eran 3 sujetos que la intimidaron con armas de fuego exigiendo droga, por lo que asume que son traficantes o consumidores. Lo peor, asevera, es que ella sabe quiénes son y le informó esto a Carabineros, Investigaciones y la fiscalía, pero no ha hecho nada.
A 10 días de sufrir el robo, la afectada sólo espera un milagro para recuperarlo, aunque cada día con menos fe.