Miércoles 18 noviembre de 2020 | Publicado a las 16:38
· Actualizado a las 08:36
visitas
visitas
“La gente es irresponsable con esos animales, supuestamente es para cobijarlas, darles cariño o como compañía y una vez que se ven con problemas las abandonan, además que en el lugar donde las dejaron habitan otras especies, y eso no ayuda en nada en la protección”, dijo el profesor de matemáticas Mauricio Ascencio, quien fotografió nadando a tres “tortugas de orejas rojas” en el Humedal Los Batros en San Pedro de la Paz, mientras paseaba a su perro y cruzaba el puente que se ubica en el sector llamado Bayona.
Sin embargo, este reptil, que se conoce como “tortuga de acuario” en lo cotidiano, no sólo ha sido avistada en ese lugar, sino también en la Laguna Grande de la misma comuna, en el Río Andalién en Concepción y en la Laguna de Los Patos de la Universidad de Concepción, todos lugares emblemáticos de la región del Bío Bío, así como también se ha visto en otras zonas del país.
Animal exótico, originario de California-Estados Unidos y traído a Chile como mascota, desde la época de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, hoy es considerada una de las 100 especies más invasoras del mundo y ese el problema, el gran problema.
Al final, se genera un daño al ecosistema, es depredadora de otras especies y así lo confirman especialistas.
Desde el Servicio Agrícola y Ganadero se indicó que en este caso se trata de mascotas y no son especies protegidas por la Ley de Caza, sino que se regulan por la Ley de Tenencia Responsable, cuya competencia es de los municipios.
Municipio en acción
En la Municipalidad de San Pedro de La Paz reconocen el problema y despliegan acciones.
“El municipio a través de su Dirección de Medio Ambiente inició a fines del 2019 un trabajo compartido con la Universidad de Concepción, el cual en una primera fase tenía como objetivo efectuar un levantamiento diagnóstico de cantidades y lugares de anidamiento de ejemplares de tortuga de orejas rojas, en respuesta a múltiples denuncias de su existencia en nuestros cuerpos de agua”, dijo Víctor Hugo Montalva, jefe de Medio Ambiente de la Municipalidad de San Pedro de la Paz.
“Esta especie después de ser una mascota en muchos hogares, la gente las deja botados, lo que atenta contra la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas. Pero, como no podemos identificar a los propietarios, no sabemos quiénes lo hacen”, agregó el jefe del área municipal.
Montalva incluso asegura que la especie ya lleva ciclos de reproducción en el ambiente sampedrino, lo que acrecienta el problema, porque la irresponsabilidad no se ha detenido y aún hay personas que van a dejar a los animales en dichos lugares.
“La segunda fase de ese trabajo compartido con la Universidad de Concepción, es retirar el máximo de ejemplares posibles, iniciando tal labor en el cuerpo de agua de sector Bayona el viernes 27 de noviembre en la mañana, labores que contarán con apoyo de la Dirección de Aseo, por el retiro de algas que son el hogar de esta tortuga”, agregó el mismo funcionario municipal.
“Deben sacrificarse”
Para el doctor en Ciencias Ambientales y profesor del Centro de Estudios Ambientales Eula de la UdeC, Ricardo Figueroa, la solución, para evitar un daño mayor al ecosistema, es sacrificar a las tortugas.
“Veo difícil solución, porque si hay avistamientos en distintos lugares, esto se disparó. La solución sería drástica y deshacerse de ellas, creo que hay que sacrificarlas. Lamentablemente, esta tortuga es considerada de las 100 más invasoras del mundo”, dijo.
Figueroa confirmó que llegan como mascotas y que cuando crecen y no pueden ser controladas por la gente, las liberan en cualquier parte, pensando que con esto le hace un bien al animal.
“Se sienten protectores del medio ambiente, pero lo que hacen es matar un ambiente porque el animalito no corresponde a ese ambiente. Se creen animalistas, pero son mascotistas”, destacó.
“Si fueran animalistas, se preocuparían de su diversidad, de proteger sus espacios”, añadió el especialista.
Asimismo, explicó que la tortuga al no pertenecer a este ambiente provoca un daño tremendo, porque es una especie altamente depredadora.
“Si pensamos, nuestros peces andan entre los cinco y siete centímetros, como la Carmelita de Concepción, que no está en el resto de Chile o en el mundo, es alimento de estas tortugas”, añadió con preocupación el profesor del Eula.
En el mismo sentido, el mismo profesor de la UdeC detalló que algo similar ocurre con otros peces pequeños, como los Puyes, originarios de Nueva Zelanda, Australia y Chile, especies únicas que “si bien han ido desaparecido de los cuerpos de agua dulce, no por acción de las tortugas, también son alimento de ellas y de otros depredadores como el “pez de acuario”, también traído a Chile desde hace un par de décadas”.
“En los humedales hay otra especie que se conoce como Pocha. Es un pez pequeñito que debe tener unos 5 a 6 centímetros, típico de estos lugares y también en lagunas. En estas últimas ya desapareció, pero va quedando mucha en los humedales, probablemente la tortuga arrase con esos peces”, destacó Figueroa.
En suma, el daño de la tortuga de orejas rojas es “enorme”, según los que saben, y debería establecerse como política de país la prohibición de su ingreso a Chile. Todo gracias a la irresponsabilidad de algunos.