A poco más de un año de haber asumido como ministro del Interior, Jorge Burgos, oficializó este miércoles su renuncia al cargo.

El reemplazante del exsecretario de Estado es otro militante de la Democracia Cristiana (DC) y también exministro de Defensa: Mario Fernández, quien se desempeñó como embajador de Chile en Austria y Uruguay.

En conversación con Expreso Bío Bío, Hernán Larraín, senador y presidente de la UDI, indicó que es una señal muy negativa del estado en que está la Nueva Mayoría.

“En realidad con esta renuncia uno puede decir que está en estado terminal”, dijo.

Y agregó que “la situación es insostenible, me imagino qué este tipo de elementos de juicio ha tenido Jorge Burgos al tomar la decisión de renunciar porque en esas condiciones sin claridad de rumbo, con un gobierno dividido, sin liderazgo, sin conducción, se hace muy difícil participar en un gobierno con las responsabilidades que tenía”, dijo.

Expresó que con esta renuncia el Gobierno al igual que Bachelet deberían tomar debida cuenta de la situación sin pensar que esto se resuelve con un cambio de nombre. “Se requiere una rectificación muy profunda del rumbo si se quiere salvar el gobierno”, expresó.

Añadió que el nombramiento del nuevo ministro no es un intento de parchar el gabinete haciendo como si nada hubiera pasado.

“Las señales hay que tomarlas con mayor realismo. Pienso que la situación del gobierno con un alto índice de rechazo, con una creciente pérdida de adhesión en todos los frentes y particularmente en las reformas, debe cambiar profundamente”, dijo.

“Es la última oportunidad porque le queda menos de dos años para que el gobierno haga un cambio más radical, que entre más de fondo a ver cómo se resuelven los problemas, a que tenga una actitud distinta con la oposición (…) debería hacer un cambio más completo en su gabinete para retomar el camino”, precisó.