La lechería Ancali busca invalidar un permiso ambiental para la construcción de la central La Frontera, en el límite de Los Ángeles y Mulchén. Según argumentaron desde la empresa, los impactos del proyecto energético no son claros.

Ambos proyectos son vecinos, ya que la lechería -propiedad de Carlos Heller- funciona en la localidad de San Carlos Purén, cerca de donde pretende instalarse la hidroeléctrica de pasada, controlada por Energía Llaima, con una inversión que superaría los 300 millones de dólares.

De forma unánime la comisión de evaluación ambiental aprobó en enero este proyecto, que busca entregar 109 megawatts de energía al sistema interconectado central, bajo el sistema Run of River, lo que permitiría su funcionamiento aunque el caudal sea bajo, evitando inundar la zona aledaña.

Según consigna el Mercurio, en el escrito que presentó la lechería para dejar sin efecto la Resolución de Calificación Ambiental, se exponen una serie de vicios en el proceso.

Entre ellos, una “errónea predicción de los impactos ambientales”, “sobre los componentes de la hidrología” además de los eventuales “efectos dañinos una vez que la central esté construida”.

Para obtener mayores detalles al respecto, la Radio se contactó con el equipo de comunicaciones del Grupo Bethia, desde donde declinaron referirse al respecto.

En tanto desde Central La Frontera emitieron un comunicado donde aseguran que han “cumplido a cabalidad con las exigencias definidas por la legislación vigente y de acuerdo a todos los procedimientos normados. Es importante recordar que el proyecto fue aprobado en forma unánime. En este contexto, consideramos que la reclamación no se sostiene en los hechos y carece de fundamentos”.